El rincón de Diego

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lunes, 8 de marzo de 2010

Disney Sea


Mario dice que mi momento más feliz fue cuando le embistió el ciervo aquel en Nara… no le voy a negar que me pongo ese vídeo una y otra vez y sigo llorando de la risa al escuchar eso de “¿pero no éramos amigos?” mientras corría delante de la cornamenta aquella… sólo de pensarlo ahora me entra la risa.


Pero no, está equivocado, y voy a quedar un poco mal pero voy a ser sincera… los templos… impresionantes… la gente… un encanto, el paisaje… maravilloso. ¿Lo que más me gustó de todo? Lo siento… DISNEY TOKIO.

Aquellos que me conocen saben que la niña que fui no siempre tuvo la oportunidad de ser lo que era (una niña) y por eso, a día de hoy, con mis 31 años no pierdo la oportunidad de volver a serlo…

Mario había estado en Eurodisney, y me hablaba maravillas del sitio, así que decidió que ya que estábamos en Tokio y aunque no teníamos muchos días, me merecía ese “regalito”.

El día amaneció lluvioso, y aunque estábamos los dos enfermos con la garganta (yo encima no podía tomar nada por el embarazo y tenía contracciones) me sentía feliz, claro, como una niña, ¡iba a ir a Disney! Así que me levanté tempranito y me lancé a la calle a buscar el desayuno, un cafelito caliente de sobre y unas galletas para animar a Mario. No recuerdo ese tipo de emoción desde… no sé, alguna mañana de reyes de hace muchos, muchos años…

Y allí que nos fuimos, conseguimos subir al tren adecuado, parar en la estación correcta (sólo nos costó dos intentos) y subimos al tren de Disney…


Nada más llegar a la entrada tuvimos un avance de lo que iba a ser la jornada… gente, más gente, colas laaaargas, inmensas… claro, era domingo, pero no pudimos ir otro día…

En la cola nos entreteníamos como podíamos, los japoneses son MUY frikis, no había visto nunca nada igual… claro que todo se pega, yo acabé con Nemo por sombrero (me encanta Nemo… )


Mario ya empezaba a quejarse, le dolía la garganta, las colas no avanzaban…y yo no quería reconocerlo pero estar ahí parada con el barrigón de 7 meses tampoco era muy cómodo… tardamos como una hora y media en llegar a la caja, por suerte aceptaban tarjetas (en Japón no las aceptan en todos sitios) y allí que entramos…

No podía cerrar la boca de la impresión, eso sí, me derrumbé literalmente en el primer banco que vi, no podía más. La bola aquella del mundo, gigante, en mitad de una fuente, el castillo un poco más adelante, un volcán, un templo, un barco… los ojos se me salían de las órbitas… Y de pronto cuando consigo levantar mi (ya gordo) culo del banco… ¡empieza el espectáculo! Mickey, Minnie, Goofy… Bailando al son de MASCARADE, ¡Viva Halloween!


Y bueno, no me importa admitirlo y sé que hay documentos gráficos del evento, LLORÉ DE LA EMOCIÓN, ja ja, echaremos la culpa a las hormonas del embarazo.


Reconozco que, como dice Mario, el parque está mal gestionado, no puede ser que tarde hora y media en subir a cada atracción porque al final del día has montado en tres como mucho (súmale las horas que haces cola también para comprar comida, bebida o ir al baño) pero ni siquiera eso empañó mi deseo de disfrutar de Disney Sea. Por desgracia la mitad de las atracciones me estaban prohibidas por el embarazo, pero mis ganas de disfrutar del día hicieron de las atracciones infantiles (las únicas en las que me dejaban subir) parecieran suficientemente buenas, además, y algo bueno tenían que tener, eran las de las colas más cortas. Lo siento por Mario que no pudo disfrutar de la aventura de “Indiana Jones” y de otras por el estilo, y encima estuvo aguantando mecha, estaba tan agotada y me dolía tanto la espalda que no me importaba la lluvia ni el frio, me sentaba hasta en el suelo porque no aguantaba más de pie, y claro, llevaba todo el pantalón mojado… pero no había quien me llevase de vuelta al hotel.


Paseamos por la cubierta del Titanic, recorrimos 20.000 leguas de viaje submarino, navegamos con Simbad el Marino, un gondolero nos paseó por Venecia haciendo chistes en japonés, que evidentemente a todos les hacían gracia menos a nosotros, y por ser educados parecíamos idiotas, riendo cuando ya todo el mundo había parado o aplaudiendo a destiempo…


También subimos a un Galeón y lo exploramos, allí perdí a Mario y lo encontré mas tarde… tirando cañonazos con los niños. Me lo llevé de allí a rastras.

Nos adentramos en el fondo del mar y disfrutamos del espectáculos, unas medusas fluorescentes y gigantes en el reino de La Sirenita, donde algunos papis aprovechaban la oscuridad del fondo del mar para echar una siesta…

Y todo ello mientras con una sonrisa estoica hacíamos colas para comprar palomitas con sabor a chocolate (si, ya lo sé, a mí también me pareció asqueroso hasta que comprobé por todos los puestos del parque las opciones, sabor a washabi, a pimienta negra, a queso…)por cierto, a Mario le encantaron, quiero pensar que era el hambre…

Como ya he contado estaba lloviendo, así que en cuanto oscureció empezaron a cerrar atracciones (eso sí, que nadie piense que las colas menguaron, los persistentes japoneses tenían más mecha que nosotros) y se suspendió el desfile nocturno, los fuegos artificiales del cierre se vieron reducidos a la mínima expresión pero allí estábamos, aguantando estoicamente.




La última parada la hicimos en las tiendas, donde le compramos a Diego su primer peluche (un carisísimo osito muy suave que se llama Duffy que tenía más complementos que los de las muñecas que le daban a Momo los Hombres Grises) y que Mario tardó meses en soltar, empeñándose en que era para él y no para su hijo… Y un babero, que acabo de lavar para que Diego lo estrene esta noche, ya que tiene la simpática afición de refregarse hasta asegurarse de que tiene toda la cara bien empapada de leche…

3 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada. No sabía de la existencia de Disney Tokio. Vaya punto el del "papá dormilón".

    Vigilad la ortografía: cuando leo lo de la "envestida" parece como si el ciervo, más que darle un topetazo a Mario, le hubiera mudado de ropa.

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  2. Mario,
    Diego es igualito a ti, seguro que se te cae la baba..jaja.
    Besitos
    Marta

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  3. Gracias "Fuego Negro" por la corrección,disculpas a todo aquel que me haya leído con tanta atención como tu, pero no, el ciervo no le CONCEDIÓ nada a Mario (R.A.E.)ni siquiera un poquito de ventaja en la carrera que se dieron (iba a decir "pegaron" pero...)Un saludo.

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