Después de mucho tiempo sin escribir, creo que va siendo hora de que vaya recuperando mis actividades normales. Tengo muchos post pendientes, poco a poco iré poniéndome al día.
Eran muchas las expectativas que tenía puestas en Tokio.El motivo principal ( al menos para mí ) de nuestro viaje a Japón era poder entrenar Karate con los que más saben de esto de dar patadas y puñetazos. Además ya tenía la idea preconcebida del Tokio que nos muestran en películas como “ Lost in Traslation”. Con lo cual iba buscando esa unión de lo nuevo y lo antiguo que tanto caracteriza Tokio.
A diferencia de Kyoto, tuve la impresión de que lo moderno iba ganado la batalla y arrinconado un pasado que se esconde entre los templos que salpican la ciudad. Como en el resto del país, Tokio se rige por unas fuertes normas de conducta, todo se hace como se debe hacer y cuando se debe hacer. Lo de que la libertad de uno se acaba donde empieza la del vecino, aquí se cumple.
Y con esto no quiero decir que Tokio me pareciera la ciudad perfecta. Pero es cierto que sus ciudadanos son respetuosos, la ciudad está perfectamente organizada, y las normas se cumplen. Viniendo de Filipinas – y de España- estar en un lugar donde la norma general es que las cosas funcionen, se agradece.
Al llegar a Tokio ya me había decidido a comprarme la cámara de fotos. La verdad es que la podría haber comprado al llegar a Osaka, y así haberla disfrutado mucho más. El primer día secuestré a Marisa para recorrernos de cabo a rabo el barrio de Akiba. Es este el barrio de tecnología, y hablar de tecnología en Japón en decir mucho. Total, como no tenía idea de cámaras DSLR, me pase horas y horas preguntando y comparando precios.
Pero Akiba no es solo el barrio de la electrónica, lo es también de manga y de los maid cafes. Esto último si es curioso. A lo largo de todo Akiba puedes encontrare a jóvenes niponas vestida como criadas del siglo 19. Estas doncella reparten publicidad de los maid cafés, una bares enfocados a los hombres, donde las “maid” sirven con una delicadeza y cortesía típicas del siglo XIX. Los Maid Café también suelen ofrecer extraños servicios adicionales como que una "sirvienta" lea un cuento, juegue a la consola con el cliente o que le de una bofetada. Sin comentarios .
Esa misma noche, y después de haber conseguido mi ansiada cámara, nos perdimos por la ciudad en busca del famoso puente Rainbow. Literalmente nos perdimos, intentamos llegar al puente que se veía a lo lejos, pero, aunque el camino mas corto entre dos puntos es la línea recta, no siempre se puede seguir. Después de intentar infructuosamente cruzar una autovía y perdernos por los alrededores decidimos coger un taxi. Pero aquí surgió el siguiente problema, ellos no hablan inglés y nosotros no hablamos japonés. Con lo cual nos acercamos al puente, pero no llegamos a él… Cansados decidimos volver al hotel, pero teniendo en cuenta lo caros que son los taxis intentamos llegar a un estación de tren. Nos costo lo suyo, y en el camino nos topamos con una discoteca donde las chicas iban vestidas de colegialas “manga”. Todo un espectáculo.
Cansados y con los pies doloridos, Marisa mucho más pues estaba embarazada, llegamos a la estación del tren. Todo perfecto excepto un pequeño detalle: el último tren había pasado exactamente 30 segundos antes. Así que tuvimos que desandar el camino, volver a pasar por la fiesta manga hasta por fin encontrar un taxi.
Al día siguiente decidimos ir a visitar Asakusa. Asakusa es uno de los distritos mas coloridos y famosos de Tokio, allí podemos encontrar templo Sensoji o templo de Asakusa. Quizás una de las imágenes mas famosas es la enorme lámpara de papel que cuelga de la puerta de Maminari-mon. También es conocido por la pagoda de 5 pisos que se encuentra a la izquierda según entramos. Para llegar hasta aquí hay que pasar por calles llenas de pequeñas tiendas donde podemos encontrar de todo, desde comida a recuerdos de todo tipo.
Ese mimos día paseamos por el parque Ueno, donde se encuentran la mayoría de los museos de la ciudad. Dejando de lado los museos, el lugar más visitado del parque es el Santuario Toshogu.
Por la noche fuimos a pasear por Shibuya. Centros comerciales, rascacielos y luces de neón. Aquí es donde se encuentra el famoso paso de cebra que aparece en la película “Lost in traslation” La verdad es que lo pasamos muy bien pasendo por está zona, incluso el clima acompañó, con lo que decidimos sentarnos en una terraza a tomar uno de los cafés mas caros de mi vida ( el más ridículamente caro fue desayunando en el Four Seasons de Nueva York).
Si mal no recuerdo ( este post va bastante atrasado) al día siguiente fuimos a Disney, pero de ese día ya hablo Marisa en su post. Pero claro, como teníamos tanto que ver y tan poco tiempo, no bastaba ese día con ir a Disney. Así que a las 6 de la mañana nos plantamos en sukjii, el mercado de pescado más grande del mundo. Realmente merece la pena verlo,, y eso que cuando llegamos nosotros ya esta todo el pescado vendido, nunca mejor dicho. Lo mejor es llegar allí antes de la 5 de la mañana, con lo que el madrugón es considerable.
El siguiente día fue quizás el mas especial para mi. Marisa una vez más accedió a mis caprichos y me acompañó al Dojo del Sensei Kanazawa (10 Dan),una leyenda viva del Karate . Una grandísima experiencia que jamás olvidaré. Pero esto merece otro post.
Por supuesto no nos podíamos ir de Tokio sin pasear por el parque Yoyogi. Nos costo llegar hasta allí, pero gracias al mapa que nos dibujo un amable policía fue imposible perdernos…
Finalmente tuvimos que preguntar a un par de policías más , cuando les enseñábamos el mapa, se nos quedaban mirando y nos preguntaban que quién lo había hecho. Cuando les dijimos que el autor era un compañero suyo que estaba tres calles mas arriba, se morían de la risa. La verdad es la gente en Tokio es muy maja y nos trataron fenomenal.
Ya por la tarde decidimos pasear por los jardines del palacio imperial. No sé por qué pero recuerdo esa como una de la caminatas mas cansada que hicimos. Pero no aquí no acabó todo. No podíamos irnos sin hacer una de esas excursiones de última hora que Marisa y yo siempre hacemos y que nos dejan con la lengua fuera. Así que ya caida la noche nos apresuraramos a la torre de Tokio. Esta torre está inspirada en la famosa torre Eiffel , pero presenta algunas diferencias, en primer lugar se encuentra pintada en combinación de blanco y rojo, según las regulaciones de la aviación y, en segundo lugar ésta tiene una altura de 332,6 metros, 8,6 más que la Torre Eiffel. De este modo, la Torre de Tokio se alza con el título de ser la construcción de metal más alta del mundo. Desde allí pudimos contemplar unas impresionantes panorámicas de la ciudad de Tokio, que mejor imagen para despedirnos de Japón.
Yo tenía grandes expectativas antes de viajar a Japón. Tengo que confesar que se quedaron cortas. Siempre me atrajo su cultura, su historia, su forma de ser. Antes de ir allí creía que era el país mas desarrollado del mundo, ahora estoy seguro. Espero volver pronto, Marisa me ha prometido que cuando por fin consiga el negro de Karate ( espero que este año) volveremos.
Sólo me queda dar mi más sentido pésame por todas la victimas del último terremoto y tsunami. Por cierto, hay un chaval, Oscar, que tiene un blog muy interesante de sobre Japón. Además fabrica unas camisetas la mar de chulas. Todos los benéficicos que se obtenga por la venta de estas camisetas van a ir a para la Cruz Roja de Japón. Dejo el enlace por si alguien está interesado.
http://ikusuki.com/sup/cam/origamiOtoko.php
Mario Jiménez
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