El rincón de Diego

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domingo, 22 de noviembre de 2009

Viaje a Japón II. Primer día en Osaka y el Tren bala


Al día siguiente nos levantamos temprano. La excitación por todo lo que teníamos que ver pudo al cansancio y al sueño. A eso de las 7 de la mañana ya estábamos preparándonos para dejar el hotel. No sabíamos muy bien cómo llegar hasta Nara, así que nos pusimos nuestra ropa más cómoda, cogimos las cámaras de fotos y por supuesto uno de los innumerables mapas que coleccionaríamos a lo largo de los siguientes días.
Era lunes, por lo tanto pudimos disfrutar de esa rara sensación de ver como la gente va cabreada a trabajar mientras tú paseas una sonrisa de oreja a oreja típica de los momentos de asueto. Lo más sorprendente fue ver cómo se comportan los japoneses. Parecen programados. Andan deprisa, ordenadamente, rápido muy rápido. No hay el ruido típico de otras ciudades, los coches no tocan la bocina cada tres segundos, la gente no grita por la calle. Como Madrid, pero al revés.

A plena luz del día se hace aun más palpable la limpieza de la ciudad. No hay papeles, lo curioso es que apenas hay papeleras tampoco. En el suelo hay una especie de baldosines amarillos con unos puntos que sobresalen. Al llegar a los cruces los puntos son sustituidos por unas líneas. Estos baldosines también se encuentran dentro del metro. Haciendo gala de mi ignorancia, yo me preguntaba para qué habrían puesto aquellos relieves que tanto me molestaban al arrastrar las maletas. Más adelante nos dimos cuenta de que esos baldosines servían de guía para los invidentes, que al pasar sus bastones por el suelo podían saber cuando había un cruce o un semáforo.


Las mujeres, sobre todo en Osaka, visten muy elegantes. Todas con grandes tacones. Me sorprendió el hecho de que los zapatos en las tiendas están organizados por los centímetros de los tacones más que por el número de pie. Otra cosa que me llamó muchísimo la atención es que la gran mayoría de las mujeres son patizambas. Y esto no es broma.
Desayunamos dentro del la estación del metro mientras buscábamos la entrada al JR ( Japanese Railway). En Manila habiamos comprado unos pases que nos permitía movernos por toda la línea JR (que viene a ser como la de cercanías en España) durante toda la semana. Los pases en cuestión no son nada baratos, unos 200 $ por persona, pero salen muy a cuenta si te vas a mover mucho de ciudad en ciudad. Como curiosidad mencionar que con ese pase puedes montar en todos los trenes menos en el llamado tren bala, el famoso tren de corte futurista con el “morro” alargado. Claro, que eso nosotros no lo sabíamos al principio. Así que cuando tuvimos que ir de Osaka a Tokio decidimos montarnos en el tren bala que era más chulo. Y puestos a colarnos nos sentamos en primera. Con un par. Nada más sentarnos se nos acercó una amable azafata para ofrecernos unas toallitas húmedas preludio de que nos iban a dar una opípara cena. La cosa pintaba pero que muy bien. A los pocos minutos llegó la misma amable señorita y nos pidió los billetes. Entonces Marisa con una sonrisa dibujada en el rostro le enseña nuestros flamantes pases de JR. En ese momento a la mujer se le desfigura la cara, empieza a cruzar sus brazos formando un aspa. Yo la hablo en inglés pero ella solo habla japonés. Al ver que no la entiendo, decide acercarme más los brazos a la cara hasta el punto de casi meterme un puño en la boca, como si el problema fuera que no viera bien los brazos. La escena recordaba a cuando en las películas de terror acercan un crucifijo a la cara del vampiro. Como ve que ni por esas, decide ir a galope tendido en busca de su jefe, un hombre mayor, bajito y con cara de pocos amigos. En un inglés pésimo nos dice que no podemos montar en ese tren, que nos vayamos a clase turista y que en la siguiente estación nos bajemos. A Dios gracias que nos hicieron saltar con el tren en marcha. Y ahí acabo nuestro viaje como polizones en el tren bala.
Volviendo al tema principal…. Llegamos a Nara y lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo. Allí sorprendentemente nos ofrecieron, de forma gratuita, una guía que nos acompañaría a nosotros dos solos por los templos de Nara…… CONTINUARÁ

Mario Jimenez





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