El rincón de Diego

Lilypie - Personal pictureLilypie Third Birthday tickers

jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz año a todos.




“ And it is not a Mother´s gentle hand that withdraws your curtains

And a Mother´s sweet voice that summons you to rise?

To rise and forget, in the bright sunlight,

The ugly dreams that frightened you so when all was dark”

Lewis Carroll

Alices´s Adventure in Wonderland.


Feliz año a todos. A todos, sin excepción, os deseo lo mejor para este 2010. Acabamos de pasar la Noche Vieja más diferente de nuestra vida. Cenamos paella y burritos, brindamos con “Sprite” y a las doce nos sentamos en la escalera de la puerta para ver a los vecinos tirar fuegos artificiales. El tiempo que dura una película y nos fuimos a dormir, que en pocas horas empezaba nuestra segunda Noche Vieja. A las 7 de la mañana hora local, nos tomamos las uvas al compás de las campanadas de la Puerta del Sol, como es de recibo. Treinta y tres inviernos y una eterna primavera llevo escuchando ese repique, pero nunca me ha parecido tan hermoso como hoy.

Marisa y yo nos abrazamos, y por el camino lo hacemos con todas esas personas que están tan lejos pero tan cerca. Más cerca que nunca. Bajamos corriendo para hablar por internet con la familia, intentamos ahogar la garganta con sonrisas fingidas siendo conscientes que al otro lado del “teléfono” juegan con las mismas reglas. Volvemos al cuarto y nos dormimos por segunda vez.

Despierto ebrio de sueños e ilusiones. Me viene a la mente aquella Noche Vieja en la que me quedé a dormir en casa de mis tíos, yo no tendría más de seis o siete años. Al despertar le dije a mi primo Braulio “Jo, qué pena. Ya se ha acabado la Noche Vieja, hoy es un día normal”. A lo que él me contestó “No, te equivocas, hoy es Año Nuevo”. Así que disfrutemos, de la forma más especial, de este día nada normal.

Más en el fondo, pero también en la superficie, estoy contento. Me gusta más el Mario que acaba el año que el que lo comenzó, aunque queda mucho camino, gracias a Dios. Queda mucho que hacer, mucho que decir y escribir. Mucho que ver. Como dice Sánchez Drago en su blog “no conviene agotar los temas ni, cuando se visita un país o, simplemente, un museo, es juicioso verlo todo. Son los huecos, las carencias, los despistes y los olvidos la palanca que mueve al viajero a volver”. Quizás, solo quizás, lo que esté sintiendo en este preciso momento se parezca a la felicidad.

La distancia y el tiempo también me están ayudando a separar la paja del trigo. Los que son de los que están. Los que están de los que fingen estar. Los que fueron de los que fingieron ser. Y puesto que yo nunca he echado a nadie de mi vida, es tiempo de seguir adelante con los que decidan quedarse. No olvidando el pasado, pero dejándolo donde corresponde. Otras veces, sin embargo, no queda otra que tatuar el recuerdo con olvido.

No sé si se nota, pero mi ánimo lleva varios días de asueto en la “calle melancolía” (que grande Sabina). Baja a comprar el pan, charla con los vecinos y bromea con la portera. Incluso hizo una vez de pregonero en las fiestas patronales. En fin, que es bastante popular por aquellos lares. Hace ya varios meses me prometí no parar por ese barrio más de lo estrictamente necesario. Así que va siendo hora de hacer las maletas, ¡viajeros al tren!

Feliz año nuevo.

Mario Jiménez.



Diego quiere venir

Pues si, después de nueve meses alternando entre la cama, el sofá y el hospital se acerca el momento...
Me preguntaba Mario el otro día que si tengo miedo al dolor... pues mira... sinceramente... en España es lo primero que hubiese temido y pensado. Aquí...bueno pues... hay otros "pequeños detalles" a considerar primero... pongo de ejemplo el dia de hoy.
Me levanto incómoda, con dolores, hinchada. No es extraño porque ya nos han avisado que esto ha empezado y es cuestión de días. En el momento que pongo un hinchado y dolorido pie en el suelo empiezan los problemas.
Es dia 31, por lo tanto no tenemos conductor, está en su casita con su familia. Primer problema. Teniendo en cuenta que a Mario le robaron el carnet de conducir con mi bolso tampoco es una opción que se lance a estas carreteras "plagaítas" de conductores que literalmente son analfabetos(pregunté a una amiga que por qué no había señales de tráfico al poco de llegar y me dijo que para qué, si no las sabrían leer el 60% de los conductores de coches, jeepneys camiones o autobuses) y conducen tanques (aquí no hay exámen de conducir, das las prácticas que tu quieras y pagas).


Bueeeno que no cunda el pánico, siempre se puede avisar a un amigo ¿no? ya nos han dicho que no nos preocupemos, que a la hora que sea. Me da un poco de cosa pero oye, una emergencia es una emergencia...vale... respiro hondo, no es un problema tan grave...me voy a jugar a la Wii. Dejo a Mario en la cama, disfrutando de sus últimos días de no-padre y vacaciones.
Estoy moviendo barquitos en esa súper-tele-regalo-de-navidades cuando de repente... CHOP. Silencio.
NOPUEDESER-NOPUEDESER-NOPUEDESER!!!
SI, se ha ido la luz. Eso implica que;
No hay aire acondicionado (a 35ºc y embarazada de 9 meses creedme, ES UN PROBLEMA GORDO) corro -como pato del Retiro, en mi estado es lo que hay- al teléfono fijo... como en una película de miedo de bajo presupuesto NO FUNCIONA, claro, no hay luz... miro la batería del único móvil que se salvó del robo... AAAAGH MENOS DEL 20% Y EN ROJO!
Tranquila, tranquila, respira, NO PASA NAAADA.
OH, OH! Si que pasa! quítame el aire (literalmente) pero ¿internet? NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
Recapacitemos... es nochevieja... estamos aislados... yo a punto de dar a luz... voy a tener un bebé a la luz de las velas asistida por Mario!¿que si me da miedo el dolor? mecagüen...
Subo las escaleras todo lo rápido que puedo-si vienen los malos por detrás me pillan seguro- pero Mario está medio dormido y CONFÍA en que se arregle. Parece mentira que lleve un año aquí...
Por suerte lleva razón. Una hora y media después siento la brisilla del aire acondicionado mientras estudiaba concienzudamente la página 399 del libro "Qué esperar cuando se está esperando"y la 404, en donde explica el parto de emergencia en casa...
En fin, al menos si se vuelve a ir la luz ya me he asegurado de tener la batería llena del móvil... que no estoy para disgustos...
Y aquí estamos, siete de la tarde, Mario en el garaje dando clases con su profesor de karate. Los cohetes y DISPAROS no cesan. Si, aquí es costumbre, celebrar el nuevo año con tu pistolita disparando al aire, o tirando cohetes que ya quisieran las fiestas de Santiaguito. Y claro, lo que pasa, ¿eres pirotécnico? ¿sabes de armas de fuego? pues eso. Esta noche (es una estadística sacada del periódico de aquí) morirán unas 200 personas en Manila. Por alguna bala perdida (que no por algún bala perdida, como en las carreteras de España) o por algún cohete mal lanzado. Nos han avisado que metamos a los perros dentro de casa, así que el "cuadro" queda así;
Como tras el robo no tenemos manera de sacar dinero del banco andamos escasitos, escasitos. No da para cenar fuera. ¿Qué hago? ¿Qué preparo? PAELLA. Y a ver cómo me sale que es la primera en mi vida. No se admiten críticas, con el presupuesto que hay hago lo que puedo. Al menos para unas uvitas sin hueso-que a ver por qué no las venden en España- si que nos ha dado.


Pues nada, nochevieja al canto. Mario, los perros, mi barrigón y yo. Cenando un amago de paella, brindando con Sprite e imaginándonos las campanadas. A las doce y media nos acostaremos porque vamos a levantarnos a las 7 ( no es problema, teniendo en cuenta lo de los disparos, lo de los cohetes y lo de los perros será hasta un alivio) y nos conectaremos vía San Skype con las familias para tomarnos las uvas con ellos y con el canal internacional de TVE, esta vez si, con campanadas y uvas y mucho sueño.
Y Diego, "en llegando el 2010", como diría el tío Anselmo, que venga cuando quiera.
¿Dolor? ¿Quien se preocupa por el dolor cuando cada segundo es una aventura?

lunes, 28 de diciembre de 2009

Una de Polis y Ladrones

28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Por desgracia para nosotros esto no es una broma, es una historia real que nos acaba de pasar, que nos está pasando. Tenía pensado escribir sobre otro de los muchos temas que tengo pendientes, pero creo que merece la pena relatar lo que nos ha acontecido en las últimas horas.


Ayer, a eso de las tres, habíamos quedado a tomar café con unos amigos en el Town Center, uno de los centros comerciales que están cerca de nuestra casa. Acudimos con el propósito de tener una agradable conversación antes de hacer unas compras navideñas. Llegó el momento de pagar, Marisa se gira para coger el bolso que había colgado sobre la silla, pero para nuestra triste sorpresa nos dimos cuenta que no estaba. Rápidamente avisamos a la gerente del local. Después de contarle lo sucedido, nos invita a que pasemos a un despacho donde guardan los monitores de las cámaras de seguridad. Allí somos espectadores de lo que acaba de suceder hacía solo unos minutos: Un grupo de dos chicas y dos chicos muy bien vestidos entran al local, disimuladamente una de las chicas coge el bolso de Marisa con una naturalidad pasmosa, sale del local y echa a correr.

En el bolso de Marisa teníamos guardado nuestras carteras y teléfonos móviles. Toda nuestra documentación y tarjetas de crédito se habían perdido. Así que nos encontrábamos a 12.000 Km de España sin documentación y sin un duro en el bolsillo. A continuación comenzó un tedioso proceso de denuncias y anulación de tarjetas. Las gestiones son dobles, unas hay que hacerlas en Filipinas y otras hay que hacerlas a través de España. Me gustaría detallar los pasos que he tenido que dar por si esto le puede servir de ayuda a alguien.

Parte Filipina

Denuncia en Comisaría: Nos presentamos en las dependencias de la policía nacional más cercana. La comisaria es, por usar un eufemismo, rudimentaria. Sus medios, muy limitados. Sin embargo sus agentes se vuelcan con nosotros. La denuncia es escrita a mano en un viejo libro donde deben guardar todos los registros. Nos citan a la mañana siguiente (hoy) para recoger la denuncia. Cuando llegamos nos dicen que la denuncia no está terminada y que necesitan nuestra ayuda para aclarar algunos puntos. Nos hacen pasar a la oficina del jefe de policía, un cuarto de unos cinco metros cuadrados infectado de mosquitos donde apenas cabe un viejo ordenador y las tres personas que nos encontramos. Nos sirven un té con limón en unos vasitos de plástico, el que da lo que tiene no está obligado a más. Terminamos la denuncia y nos prometen una y otra vez que harán todo lo que esté en sus manos para encontrar nuestros objetos. Acabamos de recibir un mensaje de texto del comisario informándonos de sus investigaciones. Soy totalmente consciente de que el bolso no va a aparecer, no hace falta que me recuerden la “verdad” de este país. Yo solo estoy contando como hoy me ha tratado la policía filipina. No sé lo que pasará mañana. Valoración:8

Anulación de las tarjetas de crédito Filipinas: Inmediatamente llamamos a Metrobank y me dan de baja las dos tarjetas. Después de recoger la denuncia en comisaría, nos presentamos en la sucursal del banco que está cerca de mi trabajo y con la que trabajamos. Nos recibe el director de la sucursal y nos ofrecen el segundo té de la mañana mientras, el director en persona, se ocupa de todos los trámites. Verifica que no ha habido movimientos indeseados en nuestra cuenta y que efectivamente las tarjetas han sido anuladas. Nos permite sacar dinero de nuestra cuenta enseñando el pasaporte, único documento que todavía tenemos. Me asegura que recibiré las nuevas tarjetas en el plazo de una a dos semanas. Soy consciente de que el director de la sucursal no estaba atendiendo a Mario Jiménez sino al director financiero de una gran multinacional extranjera con la que trabaja. Pero, nuevamente, solo estoy relatando nuestra experiencia. Valoración: A falta de comprobar cuando nos llegan las tarjetas, 8.

Parte Española

American Express: Llamo a American Express España para anular la tarjeta y pedir una nueva. Como siempre me dispensan un trato exquisito. Comprueban que no ha habido movimientos en la cuenta. De todas formas me informan que no me preocupe, que hay un seguro que me cubre del uso fraudulento. Cancelan la tarjeta, me dicen que normalmente tendría la tarjeta en 24 horas, pero en Filipinas están de vacaciones y no la tendré hasta el día 4. Sin embargo van a intentar mandármela por mensajero a casa para que me llegue antes del 4. Sé que están diciendo la verdad, pues ya estando en Filipinas tuve que pedir una copia de la tarjeta y tardó 24 horas.

He viajado a infinidad de países con mi American Express, algunos tan “exóticos” como Túnez, Sri Lanka, Maldivas,Bahamas, Filipinas o Japón. Nunca he tenido problemas. Es una tarjeta cara, pero están a otro nivel. Valoración: 10

ING Direct: Llamo para anular la tarjeta de crédito y de débito. Me atienden amablemente pero no tan amablemente como en el caso anterior. Me dicen que todavía no pueden verificar si tengo cargos fraudulentos, pero que no me preocupe, pues aunque me harían el cargo, luego pondríamos una reclamación. Ya empezamos...Las tarjetas me las mandarán por correo ordinario, no dando la opción a mandarlo por mensajero a portes debidos. Con lo cual, en el caso de que lleguen, tardarán más de un mes. Valoración: 4

BSCH, Hispamer. Llamo a Visa para anular una tarjeta expedida por el BSCH. Me contesta una chica que se ve que quiere colgarme a la mayor brevedad posible. Supuestamente me cancela la tarjeta. Me dice que no puede verificar si hay operaciones fraudulentas pues ella “solo está para anular tarjetas”. Me indica que la nueva tarjeta me llegará al domicilio donde me envían las facturas, le intento explicar que estoy en Filipinas. No me da tiempo, ya me ha colgado. Valoración: 2

Vodafone: Llamo para restringir las llamadas de la línea española que mantenemos. No pueden verificar si hay llamadas fraudulentas. Es más, me dan a entender que si las hubiera me las tendría que comer con un buen Rioja, el cual también pagaría yo. Le pido que, por favor ,me manden un duplicado de tarjeta a Filipinas. Me dice que eso no se puede hacer por razones de seguridad. Así que solo me queda la opción de dar de baja la línea o seguir pagando un servicio que no podré utilizar hasta que vaya de visita a España. Valoración: 2

Consulado Español en Filipinas. Paso a transcribir la conversación telefónica;

- Buenos días, llamo para informar sobre el robo del DNI de mi mujer y mío así como del de mi carnet de conducir.

- Vaya, lo siento. El DNI no se puede hacer desde aquí tienes que hacerlo en España. El carnet de conducir sí que lo podemos tramitar. Te mando la documentación por E-mail. Por cierto, nos tienes que hacer una transferencia desde un banco en España (¡¿?!) aunque también nos lo puede hacer un familiar tuyo…

- ¿Y no se va a informar a las autoridades Españolas de que dos DNIs andan “pirulando” en manos de vaya usted a saber quién por Filipinas?

- No creo que pase nada.

- Pues yo sé de casos en los que sí que ha pasado.

- Ah, en eso caso hablaré con la Cónsul.

- ¿Hace falta que vaya al consulado a firmar algo?

- No, con que me mandes un E-mail vale.

- ¿Te mando, al menos, la denuncia escaneada?

- No, no hace falta…

Mañana voy al consulado, aunque efectivamente creo que poco me van a ayudar. Valoración: 3.

Espero que poco a poco vayamos solucionando todos estos problemas y que lo que me queda de vacaciones sea un poco menos accidentado. Ya lo dicen los gitanos “ pleitos tengas…… y los ganes”

Mario Jiménez









sábado, 26 de diciembre de 2009

Unas Navidades muy lejanas



Mucha gente me está preguntando cómo es eso de pasar unas Navidades en Filipinas. La respuesta es siempre la misma: raras muy raras. Primero porque son las primeras Navidades lejos de nuestras familias, huelgan más comentarios.
Luego está el clima, con un sol de justicia que caldea el ambiente a más de 35 grados, es difícil hacerse a la idea de que es Navidad. Peor lo debe pasar Papa Noel, que sigue vistiendo con las mismas ropas que le protegen de los fríos polares. El resto de los mortales filipinos y allegados lo pasan en bermudas y camiseta de tirantes.
Nos quejamos de que la Navidad en España comienza cada vez más temprano. Pues bien, en Filipinas ya se escuchan villancicos en septiembre. Lo más curioso es la noche de difuntos, es decir, lo que los americanos y sus imitadores llaman Halloween. Es entonces cuando se puede ver una mezcla de ritos  paganos y religiosos. No es raro encontrar Belenes separados por pocos metros de calabazas y fantasmas. Si en Halloween es típico pedir caramelos, en Navidad se pone en práctica el deporte nacional filipino: pedir dinero. Policías, repartidores de todo tipo, barrenderos, vendedores y cualquier otra persona que pase cerca de nuestra puerta, no tendrán el mas mínimo problemas en tocar el timbre para dejar un sobre blanco donde se espera que les des el aguinaldo. Es época de entrañables situaciones navideña: el técnico, al que llevas esperando 3 semanas, por fin aparece sonriente en el umbral de tu puerta, no para arreglar la antena del televisor sino para pedirte que rellenes el sobrecito blanco con tu generosidad y amor. Lo de arreglar el televisor pasa a su lista de buenas intenciones para el año nuevo.
Hay autenticas competiciones por ver quién pone más luces adornando las casas. Algunos lo hacen con bastante estilo. Otros, bueno, sus casas acaban pareciéndose a aquellos bares de carretera donde, como dice mi hermana (ella siempre fue mucho más que mi cuñada), siempre es Navidad.
¿Y nosotros?. Pues unas Navidades muy tranquilas. En Noche Buena nos fuimos a cenar a un hotel. Al día siguiente fuimos a comer con unos amigos a su club de campo…….ya sé que suena pijo, pero es que realmente el sitio lo es. Las distintas realidades de las que ya he hablado.
En fin, todo raro raro.
Mario Jimenez

lunes, 14 de diciembre de 2009

Una mañana como otra cualquiera.


Acabo de llegar a la oficina. Como cada mañana, he recorrido el camino que me lleva al trabajo, he pasado por los mismos lugares, he visto los mismos paisajes. Como cada mañana. Sin embargo, un extenso campo de arroz ha llamado mi atención, no sé por qué. Me he fijado y no sé por qué, en un viejo árbol. He decidido bajarme del coche para acercarme. No sé por qué. Y me he dado cuenta que han hecho falta 34 años y más de 11.000 Km para llegar a ese justo momento.
Buenos días.
Mario Jimenez.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Un mar de actividades. Un camino de sueños.





Desde que decidimos llamar “nuestro hogar” a estas lejanas tierras de oriente, siempre he tenido una idea muy clara en la cabeza “no se puede estar en las dos orillas del rio a la vez”. Con este planteamiento he intentado maximizar las ventajas de estar en un país a más de 11.000 Km de mi Madrid natal para, de esta manera, contrarrestar aquellas cosas que dejé atrás.
El estatus de expatriado, unido a unos precios mucho más asequibles comparado a los estándares europeos, permite poder acceder a un mundo de actividades que de otra manera me habrían sido imposible. Ya he hablado bastante sobre mi nueva andadura por el “camino de la mano vacía” (Karate), así que voy a hablar de otras actividades en las que poco a poco me he ido involucrando.
Una de las cosas que más me ha sorprendido de los filipinos es su gran amor por la música y lo bien dotados que están para este bello arte. En cualquiera de los inmensos centros comerciales que abundan por Manila es fácil encontrar multitud de tiendas dedicadas a la música. Los filipinos se acercan a ellas y prueban los distintos instrumentos puestos a la venta con un virtuosismo digno de elogio además, en mi caso, de envidia. Siempre he querido aprender a tocar un instrumento en condiciones pues, seamos sinceros, lo que hago con la guitarra es un crimen. Tras considerar el violín, en claro homenaje a mí idolatrado Sherlock Holmes, me decidí por el rey de los instrumentos: el piano.
Dicho y hecho. Adquirimos uno de estos instrumentos de la marca Kawai, del que estoy francamente orgulloso, y contratamos a una profesora local que viene dos veces por semana para intentar sacar algo hermoso de mis torpes dedos. “A day without rain” de Enya, “Para Elisa” o “One Thousand Miles” de Vanessa Carlton, son algunas de las piezas con las que me estoy peleando desde hace ya varios meses.
Pero no acaba aquí la cosa. En nuestro reciente viaje a Japón me decidí a comprar una cámara de fotos de esas de “persona mayor”. Después de patearme Tokio en busca de la mejor oferta, opté por la Canon Eos 450D ( allí conocida como Eos X2). Y aquí estoy, a vueltas con las distancias focales, tiempos de exposición, aperturas y demás. Nos hemos hecho socios de un club de fotografía donde espero nos ayuden a mejorar nuestra, aún inexistente, técnica. Se me ha ocurrido que podría ser una buena idea ir colgando mes a mes la que considere mejor fotografía y así poder ir viendo si soy capaz de hacer algo en condiciones.En realidad he tomado la idea prestada de un blog amigo (http://ikublog.com/).
Mis obligaciones laborales, el karate, el piano, la tesis doctoral, la fotografía, los viajes alrededor de Asía, el bebe a punto de nacer… ¿alguien da más? Sí, un nuevo proyecto de esos que me ilusionan y me llenan de energía. Una de esas ideas que no me deja dormir pero me invita a soñar. Un proyecto, relacionado con este post, todavía muy verde como para ser comentado…
Mario Jiménez

jueves, 10 de diciembre de 2009

Erase una vez un lago con un volcán………


……. Y dentro del volcán había un lago. Así es como los locales definen el Volcan Taal. Desde luego ha sido una de las excursiones más interesantes que hemos hecho hasta ahora por Filipinas.

Al llegar te encuentras con un lago enorme y en el medio, desafiante, el Volcan Taal. Este volcán es uno de los más estudiados por los vulcanólogos de todo el mundo debido a sus peculiares características. Si alguien se pregunta si está activo, la respuesta es sí. Vivito y coleando.
Llegamos a un resort regentado por una simpática pareja de australianos. Ellos serían los encargados de organizar nuestro ascenso al cráter del mítico volcán. Lo primero era atravesar el majestuoso lago, para ello íbamos a usar una especia de barca motorizada de dudosa fiabilidad. Al montarnos en nuestro velero como aquel pirata el temido, el “capitán” de la nave nos aconsejó ponernos una especie de chubasquero. ¿Para qué? Pensamos. Total, por un poco de agua. ¿Un poco? Aquello corría como un fueraborda y además el lago estaba un “poquito” picado. Nos salía agua hasta de las orejas, pero fue divertidísimo.
Por fin llegamos al volcán. Ahora una especie de caballos nos llevarían por las empinadas y rocosas cuestas hasta la cima. Y digo especie de caballos pues eran unos jamelgos que en España no habrían pasado ni por mulas famélicas. A lomos de mi rocín me acompañaba un niño que hacía las veces de guía. La ascensión fue difícil y el camino duro. Además, siempre tenía la sensación de que mi cuadrúpedo iba a decir “basta” y sería yo el que tendría que cargar con él. Pero realmente llegar a la cumbre merece la pena. Unas vistas espectaculares nos esperan, el cráter es inmenso y está lleno de agua. Se pueden ver los vapores del volcán escapar de entre las grietas como un tigre rugiendo en una gélida mañana. A lo lejos, decenas de pequeñas islas arropadas por densa selva contemplan impertérritas el paso del tiempo. Y fue en ese momento, ante ese paisaje que invitaba a la meditación cuando una gran verdad me fue revelada: Coca Cola llega a todos los lados. Sí, había puestos que vendían refrescos y camisetas: “Estuve en la cima del volcán Taal y me tomé una Coca Cola”. Creedme, si hay un sitio que pueda ser considerado el culo del mundo ese es la cima del volcán Taal en Filipinas.
Ahora nos tocaba el camino de vuelta, le dije a Marisa que si no le importaba que me adelantara un poco. Así que comencé a galopar raudo y veloz. Mi joven guía me recomendó que no corriera tanto a lo cual contesté, no sé muy bien por qué, “Calm Dow, Relax”. Las empinadas cuestas de la subida se convirtieron en vertiginosas y traicioneras rampas. Me di cuenta de que, efectivamente, aquello era algo peligroso e intente frenar. No hubo manera, mi rocinante amigo hacía tiempo que había perdido el control de su cuerpo y ahora era la gravedad la que llevaba las riendas. Así que tenía dos opciones, o frenar a lo Pedro Picapiedra o esperar a llegar a un llano. Pero toda situación siempre puede empeorar: Un grupo de extranjeros, que estaban subiendo, me avisaban al grito de “Beware!” de que inexorablemente nos íbamos a encontrar en un angosto pasadizo por el que no cabían dos caballos. Fue entonces cuando mi aventurera alma de Indiana Jones improvisó un plan B que no podía fallar: Cerrar los ojos y apretar los dientes. Pues no sé cómo, pero funcionó. Me di cuenta de que el peligro había pasado cuando los gritos de “Beware” se convirtieron en insultos que se perdían por mi espalda. Incluso juraría que me tiraron piedras…..
Por fin llegamos a una meseta. A mi joven acompañante no le tuvo que hacer ni pizca de gracia lo sucedido, pues se bajo y se fue sin decir esta boca es mía. Así que, me baje de mi montura y até el caballo a un árbol en espera de que llegará Marisa. Y aquí acabó mi equina aventura.
El descenso de Marisa fue mucho más tranquilo. Su joven guía compartió con ella las típicas tradiciones filipinas, es decir, que no dejo de pedirla dinero durante todo el camino…….

Mario Jiménez.




martes, 8 de diciembre de 2009

Y las que echo de menos yo...

Mario me ha animado a escribir esta entrada, no debería haberle hecho caso porque tal y como están mis hormonas (a pocas semanas del parto) pues la lagrimilla no me la quita nadie, pero en fin... allá vamos...
¿Qué echo de menos? Pues sinceramente la mayoría del tiempo prefiero no pensarlo, soy mas de vivir el momento y aprovechar lo que tengo, que algún dia también me tocará echarlo de menos.
Pero bueno... ahí va... echo de menos MI PUEBLO. Villanueva de la Serena. Para la gente un pueblo corriente, es mas, demasiado grande para ser pueblo demasiado pequeño para ser ciudad... no es un sitio turístico, no tiene costa ni restos arqueológicos... pero está lleno de buena gente (muy cotilla eso si, a mi me gusta llamarlo VillaNews)y es donde me he criado. Para que la gente lo ubique, diré que es donde nació Pedro de Valdivia, y para allanar mas el terreno también tenemos a Jose Manuel Calderón, alias"Calde"o "Mister Cátering".
Pues bien en mi pueblo tengo a la mayoría de mi familia, echo de menos a rabiar a mi madre, pero me consuelo porque en un par de semanas vendrá a verme (tiene coj... la tía, se atraviesa medio mundo para venir hasta aquí sin hablar ni papa de inglés... bueno..."está aprendiendo") pero el embarazo sin ella ha sido duro, gracias San Skype.
A mis abuelas, perderme el cumpleaños de mi abuela Emilia... lloré lo mio ese dia.
Por supuesto mis hermanos, los pobres siempre supieron que "la rara" iba a ser como las cigüeñas, iba a parar un poco por allí de vez en cuando y adiós. Echo de menos ver los Madrid-Athletic con mi hermano en la Perla o donde sea, y aguantar después sus puyas. Echo de menos saltar encima del sofá o de la cama con mi hermana mientras cantamos "el Gato Volador". No haber disfrutado apenas de mi sobrina Esther, sólo puedo ver impotente sus mofletes por la cam mientras me muero de ganas de achucharla. Y como crece y no estoy cerca.
Echo de menos a toda mi familia, tengo la suerte de ser de pueblo y tener una familia grande, y unida. Me he criado con mis primos pasando todos los fines de semana en una casita en el campo, y los veranos. Era como la casa de los Vonn-Trapp pero sin disciplina...
Por supuesto mis amigos de la escuela, la gente del instituto y la de las universidades, en Cáceres a mis "niñas",Esmi, Jou y Maku. Cuando pretendíamos ponernos a estudiar y síplemente consistía en hartarnos de comer Pizquillas, esas que te dejaban los dedos naranja y se te pegaban a las muelas. Esmi era la responsable y asentada,de sabios consejos y mejor letra (gracias por esos apuntes),Jou la inocente vegetariana de buen corazón (y las risas que nos pegábamos poniendo avecrem de pollo en todas sus comidas o triturando las gambas y el jamon cocido...)y Maku la torbellino, la persona que mejor sabe escuchar del mundo. Yo era... pues eso, "la Diva".
De la universidad de Barcelona a quien recuerdo con mas cariño es a Elena,cuando salíamos por las noches y acabábamos esperando a Oriol en el bar, para montarnos en su coche azul y atravesar Barcelona al ritmo de Peret o Marisol...anda que... a Elena no la he vuelto a ver, a Oriol en algún anuncio.
De Barcelona echo de menos también a Makosé, buena persona donde las haya y siempre dispuesta a ayudar, a sus niñas y a su marido, la ironía y la sátira en persona.
Y por supuesto a mis bookers cuando me dio por ponerme delante de las cámaras, sobre todo las de Teresa Gimpera y De Mil. Hablábamos casi a diario, se preocupaban si me costipaba y me avisaban para que me fuese temprano a dormir si al dia siguiente había rodaje. Luego vinieron Londres, Nueva York, Miami... una época surrealista y bonita, recuerdo con especial cariño ir por Miami en un Mustang blanco descapotable con Tony y Richard y la música de Queen y de Andrea Boccelli a todo volumen. Todo aquello estuvo bien pero tuvo su momento. Recuerdo encontrarme bastante sola. eso si, en hoteles de 5***** y volando en primera. No, definitivamente eso no lo echo tanto de menos.
Después vino Madrid, ese ático en Atocha en donde no se podía cocinar...conocer a Mario y mudarme con él a su piso de la Sierra...
Me hubiese gustado no tener que dejar tan pronto el trabajo en Norton, encontré en María un "alter ego".
Pero bueno, las cosas que mas echo de menos las disfrutaré pronto, prontito, cosa de meses, en cuanto nazca "cuartokilo" y tenga el tiempo suficiente (un mes y medio o dos) volveré a pasear por unos días por VillaNews, esta vez tirando del Bugaboo, y compraré jamón de York en el habanero, con suerte tendrá castañas pilongas que me envolverá en papel de estraza, me sentaré en la heladería a tomar una horchata, compraré "pan de pueblo" en "la sirenita güay", y si es dia de diario a lo mejor siguen regalando un huevo fresco con el pan, luego me sentaré con mi madre a tomar una cervecita en el bar Centro, o en la Perla, y con suerte se nos unirán mis hermanos/primos etc.
Me sentaré en el campo con mis abuelas, y me contarán cosas de cuando mis padres eran bebés mientras intentamos sacar parecidos a su recién estrenado bisnieto.Luego haré un poco el payaso con mis primos y sus parejas, y conoceré al otro nuevo bisnieto, Antonio.
Me tomaré un café con Eugenia, con Dunia, con Esmi, y les contaré cómo es eso de ser madre.
Veré programas de televisión que hablan de famosos a los que no conozco, veré películas en mi idioma, entenderé a la gente por la calle ("Achoooooooooooooooooooooooooooo"¿que has tenido un niño?)jugaré con Victor, hijo de mi prima pero como si fuese mi sobrino, que le preguntó el otro dia a su madre que qué me pasaba, que no había ido al campo ni a ver su casa nueva, uf lo que lloré. Espero que cuando vuelva todavía quiera ir a cazar leones y a jugar con la "tiegra" o echar "cagreras". Jugaré con mi sobrina, todo lo que pueda.
En fin, que como me queda poco para volver a disfrutar de todo eso pues se me hace mas llevadero. Y el poco tiempo que me queda lo paso preparando la llegada de Diego, quejándome por las molestias del embarazo, teniendo miedo, imaginándome como será todo cuando mi hijo venga... no se, es cierto que hay cosas del pasado que nunca se van a repetir, pero también es cierto que estoy a días, como mucho semanas, de un acontencimiento que cambiará mi vida para siempre.

Las cosas que me faltan


Hay muchas cosas positivas, no lo niego. En el fondo creo que haber venido a Filipinas me ha ayudado y no hablo desde un punto de vista material. Creo que me ha servido para madurar, ha ayudado a fortalecer la relación entre Marisa y yo y me ha hecho ver la vida desde una un punto de vista totalmente distinto. Las cosas que creía importantes se han relativizado, todo cambia cuando en tu entorno ves a una niña de 12 años con un potencial enorme y un futuro más que oscuro por el solo hecho de haber nacido “aquí” en vez de “allí”.
Pero, como es de imaginar, echo muchas cosas de menos: Pasear con mis perros por la montaña, el frio, la nieve, los domingos por la mañana en Galapagar, conducir, conducir mi coche, dormir arropado, ir al “kinepolis”, perderme por Madrid, encontrarme en “mi” Sevilla, comer pan y si es con jamón mejor, no ser “el jefe raro que viene de muy lejos”, ser yo mismo, el Rocío, la Feria de Abril, la Pastora, ver jugar al Madrid y a veces ganar, ver jugar al Sevilla (casi siempre muy bien), ir a un concierto, la casa del libro, un cocido en Malacatin, querer viajar al “extranjero”, los puestos de Navidad de la plaza Mayor, las siestas en casa de mi abuela, andar por el bosque, ir al teatro, no ir al teatro porque no te apetece, ir al Prado, no ir al Prado porque no te apetece, visitar mi universidad en Alcalá de Henares, la feria del libro antiguo, el café Gijón, seguir descubriendo Extremadura, los toros, La Esperanza de Triana, ir al médico y no tener la sensación de que sabe menos de medicina que yo, un bocadillo de calamares en una tasca del centro, los anticuarios del rastro, escuchar la radio, que nadie me diga “out of stock” cuando no saben de lo que estoy hablando, que suene el teléfono y me hablen en español…….
Pero esto no es lo más importante, los más importantes son todas aquellas personas que por la noche se cuelan en mis sueños. Todas ellas, cuyo recuerdo tortura mi garganta mientras mis ojos navegan con presteza en su ayuda, que también es de hombres. Echo de menos a mi madre, podre hablar con ella y tenerla cerca. Me duele, y mucho, estar tan lejos de mi “abuelilla”, la persona más sabia que he conocido. Las llamadas de mi tía Mari, justo cuando las necesito y ese curso de cocina… El no haber estado con mi tía Pili en un momento tan difícil. La presencia de un padre. No ver crecer a las hijas de mis primos, Julia y Lidia, a las que llamo sobrinas. Las palabras de mi tío José, que esas no se olvidan. Que mi primo Fernan, me enseñe cómo se trabaja con el corazón y las manos.”Bajar” con mi primo Braulio a su mundo de fantasía. No pasar más tiempo con mejor mi amigo Fran, perdernos juntos por la sierra, escalar una montaña y bajarla con la rodilla rota. Las charlas al final del trabajo con mi amigo Juan Puyol, echarnos un “boreme”. Arreglar el mundo con Nacho y Gonzalo mientras hacemos rabiar a Pedro, con el Capitán Morgan como testigo. Comentar con mi amiga Marta el último de Bruce después de un concierto. No haber estado en el día más importante de mi amigo Tomas. Ir al gimnasio con Juan Crespo y después desayunar en el VIPs . Recuperar el tiempo perdido con mi amigo Ricardo…… a todos vosotros y a todos los demás quería pediros perdón por no haberos dicho lo importante que sois en mi vida. Ahora que a Diego le está costando venir, ahora, soy más consciente de lo que en verdad es importante.
Gracias y “perdón por la nostalgia”
Mario Jimenez

martes, 1 de diciembre de 2009

Un pequeño paso






Puedo escribir y no disimular
Es la ventaja de irse haciendo viejo
No tengo nada para impresionar
Ni por fuera ni por dentro.

Fito.

Por fin llegó el día del examen a cinturón Marrón. Qué mal lo paso en estos exámenes, de verdad. A las 4 de la tarde teníamos que estar en el Dojo principal de KDA (http://www.kda.ph/) . Los exámenes comienzan por los cinturones más bajos, así que siempre toca esperar un buen rato antes de pasar a la acción. El examen normalmente consta de tres partes Kihon ( técnicas), Kata y Kumite (combate). Poco antes de comenzar el examen aparece, con mucha prisa y cara de pocos amigos, un filipino grande de verdad. Estaba lo que se dice “cuadrao”. En ese momento pienso “ por favor que me toque pelear con cualquiera menos con este” Pero parece que Murphy también se presentaba al examen…..
En la parte de Kihon hay que realizar varias técnicas:

UKE WAZA (Técnicas de defensa)
TSUKI WAZA (Técnicas directas)
UCHI WAZA (Técnicas circulares o indirectas)
GERI WAZA (Técnicas de pierna)

Normalmente cada técnica se repite unas 5 veces, pero ese día había ganas de animar el cotarro y nos hicieron repetir 10 veces cada técnica. Al final tuvimos que hacer casi 100 repeticiones. Estaba tan cansado que las últimas técnicas me salieron fatal. Tanto era así que pensé que había suspendido el examen. Así que para la parte de kata fui mucho más tranquilo, total… Pues me salió un Kata (Tekki Shodan) más que decente.
Y llegó el combate…..Las parejas se fueron haciendo y como no podía ser de otra manera me tocó a mi amigo “el musculitos” que además tenía un cinturón superior al mío. Nuestro combate fue el último y suscitó bastante expectación. Comienza el combate, el filipino pelea anormalmente duro, me lanza un patada, dos. Las paro pero la tercera me entra de lleno en la boca del estomago. Me quedo sin aire. Estoy sorprendido, no tanto por el golpe, sino por lo innecesario de su comportamiento. Decido seguir a lo mío y pelear limpio. Consigo algunos puntos. De repente no veo llegar un puño que se estrella de lleno directamente en mi mandíbula. El “arbitro” le recrimina. Estoy mareado. Me estoy enfadando. Sigue el combate, poco a poco voy dejando que mis ataques no se paren “justo” antes de tocarle. Finalmente una técnica de puño entra en su costado de lleno, a la altura del hígado. Sé que lo ha sentido. Contraataca, una de mis patadas le da pero, a continuación, un Mawashi geri (patada circular) me vuelve a dar en el estomago. Es suficiente. Vuelve a atacar duro, muy duro. Paro sus puños y lo veo claro. Su rostro queda descubierto. Estoy harto. Le envío un puñetazo que le impacta a la altura de la boca. El golpe fue fuerte, pero no tan fuerte como podía haber sido. Me siento mal, en el fondo acabé entrando en su juego. No debí hacerlo. El combate acaba. Él se sonríe. No debí hacerlo.
Al acabar hablo con mi Sensei, le cuento lo sucedido. Me dice que, desgraciadamente, es normal que al pelear con un extranjero la gente se “extralimite”. Eso en mi pueblo tiene un nombre. En fin.

A continuación nos hacen esperar para decirnos los resultados. Sensei David ( el instructor principal) me llama.” Ya está” me pienso “me quiere decir que no me desanime, que la próxima vez será”. Nada de eso, me pide que repita el Kata. Le hago caso, creo que incluso me salió mejor que la primera vez. Al acabar me corrigen un par de detalles y me felicitan por la fuerza del Kata y lo correcto de las posiciones. Me dan el resultado del examen y he aprobado.
Al regresar a esto del Karate, mi objetivo era conseguir el cinturón negro antes de volver a España. Eso ha cambiado, ahora el objetivo principal es seguir aprendiendo. Queda mucho camino, espero disfrutarlo.
Osss.
Mario Jiménez Jiménez


martes, 24 de noviembre de 2009

Comprando en Green Hills. Cosa de Piratas.




Sí, ya lo sé, comprar imitaciones está muy mal. Un verdadero pecado capital. La piratería hay que perseguirla ¡al abordaje! Que conste que yo, jamás de los jamases, he comprado estos productos diabólicos y nunca me he descargado música. Esto lo digo por si alguien de la SGAE me leyera. Como esta gente tiene el don de la ubicuidad seguro que puede pasar, lo cual tampoco estaría tan mal. Al menos tendría la certeza de que alguien me lee. Qué coñ*! Reivindico el derecho de Ramoncín a seguir viviendo del cuento. Además, este hombre y yo tenemos algo en común: nadie lee lo que yo escribo en este blog y ni Dios escucha sus discos.
Pero ya me estoy enrollando. Es curioso como siempre tengo pensado escribir sobre algún tema y acabo hablando de otro distinto. Por cierto! Pido perdón por el post de ayer. Según Marisa fue demasiado “técnico”. Es decir, que fue un coñazo. Ya me he perdido otra vez!
El caso es que las cosas de la piratería son distintas en Filipinas. Aquí perseguirse lo que se dice perseguirse…. Más bien construyen centros comerciales que parecen parques temáticos del mundo de las imitaciones. “This is not a fake sir, this is a replica sir!. Ah bueno, en ese caso….. Mención especial merece el centro comercial “Green Hills”. Miles de metros cuadrados dedicados a las “réplicas”. Está muy bien organizado eso sí, tenemos sección de bolsos, relojería, Zapatería, teléfonos móviles, perfumería, material deportivo ( tengo echado el ojo a unas Nike Jordan para mi cuñado impresionantes). Sin embargo lo que más me llama la atención es el tema del textil. Muchas marcas tienen sus fábricas en Filipinas o alrededores. Los productos de estas marcas no son anunciados como réplicas si no como “ overruns” ( excedentes). No sé si serán “excedentes” o imitaciones, lo que sí que puedo asegurar es que la calidad y la apariencia son totalmente idénticas a los originales.
Como es de imaginar en este tipo de sitios, el regateo toma otra dimensión. Y como también es de suponer, si eres extranjero el precio se multiplica varias veces. Esto nos ha llevado a tener curiosas conversaciones:
- Cuánto cuesta esta imitación de teléfono Vertu?
- No es un a imitación es un réplica sir…..
- Que sí venga, que vale, que cuenta cuesta la “réplica”
- 30.000 Pesos, sir
- 30.000? Pero si dos puesto más abajo me han pedido 10.000 ( mentira cochina)
- Ah , entonces cuesta 10.000, sir
- Pero si me acabas de pedir el triple
- Ya, pero eso era antes, sir
- Ah… ahora me pides menos porque nos hemos hecho amigos, verdad?
- Eso es, sir.
Otro ejemplo:
- Cuánto cuesta esta imitación de vestido Pucci?
- Es una réplica , sir
- Que síiiiiiii
- 3500 peso, sir
- Pero si tu compañero me acaba de pedir 3000! ( esta vez es verdad, los dos trabajan en la misma tienda y están uno al lado del otro escuchando la conversación)
- Es verdad, sir
- Pero, entonces debería cómpraselo a tu compañero….
- Sí, eso es lo que debería hacer, sir.
Claro, que no todo lo que se vende es tan bonito. Llama la atención unos monederos hechos con piel de sapo. Como dice Marisa, ahorras solo por no sacar el monedero. En fin…….



Mario Jimenez



lunes, 23 de noviembre de 2009

Campeonatos de Karate


Ya casi hace un año desde que decidí volver a esto del Karate. Parece que fue ayer cuando cenando en casa de mi amigo Fran se me “ocurrió” la idea de volver a entrenar y retomar lo que deje, por culpa de una mala lesión en la rodilla, hace ya muchos años. Cuando lo dije, Marisa me miro resignada y entonó su clásico “ya veremos”. Ella ya me conoce bien y sabe que cuando algo de verdad se me mete en la cabeza no hay marcha atrás. Haré todo lo humano e inhumano para conseguirlo. Da lo mismo que me digan que no debería hacerlo o que es imposible de conseguir. Da exactamente igual.
Quizás esta sea la mejor de mis (escasas) virtudes y desde luego la mayor de mis maldiciones. Como ya dije en otro post, soy el eterno insatisfecho y nunca he conseguido estar en paz conmigo mismo. Pero hasta en eso el Karate me está ayudando.
Siempre fui muy crítico con la necesidad de competir en Karate. Incluso he sido un detractor. El karate es un arte marcial y así me gustaría que se quedara. Si se vuelca demasiado en la faceta deportiva pierde parte de su esencia. Se dejan de practicar un determinado tipo de técnicas que, por su peligrosidad, no pueden ser utilizadas en un ámbito deportivo, para priorizar aquellas más efectivas a la hora de conseguir “puntos” en una competición. La principal técnica usada en combate deportivo es GYAKO-TSUKI (Puñetazo con el puño de la pierna atrasada).Sin embargo, no se practican, por su alto riesgo, golpes con las rodillas, codos, proyecciones, etc. Estas técnicas existen en karate, se aplican en las Katas, pero no se entrenan en Kumite. Esto, desde mi punto de vista, debilita el arte en caso de tener que ser usada en una situación real extrema.
Por su puesto no niego las ventajas de la competición, ayudan a mejorar conceptos como el control de la distancia o el “timing¨, en el caso de Kumite. En el caso de Kata, fomenta su estudio detallado, ayuda a la “homogenización” de la misma y en consecuencia a su perdurabilidad. Por lo tanto, no estoy en contra del Karate deportivo pero sí de que este llegue a arrinconar a un Karate más tradicional. Un Karate donde se busca ese único golpe que acabe con la pelea. Pero sobre todo, un Karate donde se fomenta la parte más ancestral, una filosofía que ha sido trasmitida del Maestro al alumno de generación en generación. Un arte que nos enseña un camino (DO) por el que andar. Aunque suene a broma (a mi no me lo parece) voy a transcribir una parábola bastante famosa sobre Karate y el camino que nos enseña.

Un karateka preguntaba a su Sensei: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre del Do y un hombre insignificante?
El Sensei respondió: "Cuando el hombre insignificante recibe el primer Dan, corre rápidamente a su casa gritando a todos el hecho. Después de recibir su segundo Dan, escala el techo de su casa, y lo grita a todos. Al obtener el tercer Dan, recorrerá la ciudad contándoselo a cuantas personas encuentre."
El Sensei continuó: "Un hombre del Do que recibe su primer Dan, inclinará su cabeza en señal de gratitud; después de recibir su segundo Dan, inclinará su cabeza y sus hombros; y al llegar al tercer Dan, se inclinará hasta la cintura, y en la calle, caminará junto a la pared, para pasar desapercibido. Cuanto más grande sea la experiencia, habilidad y potencia, mayor será también su prudencia y humildad".

Desde mi llegada a Filipinas he participado en dos campeonatos. El último este pasado domingo. En ninguno de los dos he conseguido medalla. En el primero participe en Kata con Heian Godan y Heian Yondan. Para el segundo preparé Tekki Shodan como primera Kata y Heian Godan en caso de empate. Sin embargo, al llegar a la competición me aconsejaran no salir con Tekki, así que finalmente opté por Heian Godan otra vez.
A mí personalmente me gusta mucho Tekki, aunque es mucho más difícil de lo que parece. Obliga a mantener Kiba Dachi durante toda la realización. En las transiciones hay que mantener el mismo nivel, no subiendo y bajando. Esto supone un gran esfuerzo para las piernas. En competición, cualquier pequeño error en esta kata es fuertemente penalizado. Además, no es un kata muy espectacular, pues solo tiene desplazamientos laterales y ningún movimiento realmente llamativo.
Aunque en ninguno de los dos torneos he ganado se ha producido un cambio del primero al segundo. En el primero acabé muy enfadado por no haber obtenido medalla. En el segundo, aunque el resultado fue el mismo, acabe mucho más contento. Sé que estoy mejorando, de hecho pienso que quizá merecí un mejor resultado en este último. Pero lo más importante es que esta vez realmente me lo pase bien. Ya conocía mucha gente y tuve la oportunidad de conocer más. Por supuesto, si hubiera conseguido una medalla habría estado mejor. Pero no mucho mejor.
Osss.

Mario Jimenez

domingo, 22 de noviembre de 2009

Viaje a Japón II. Primer día en Osaka y el Tren bala


Al día siguiente nos levantamos temprano. La excitación por todo lo que teníamos que ver pudo al cansancio y al sueño. A eso de las 7 de la mañana ya estábamos preparándonos para dejar el hotel. No sabíamos muy bien cómo llegar hasta Nara, así que nos pusimos nuestra ropa más cómoda, cogimos las cámaras de fotos y por supuesto uno de los innumerables mapas que coleccionaríamos a lo largo de los siguientes días.
Era lunes, por lo tanto pudimos disfrutar de esa rara sensación de ver como la gente va cabreada a trabajar mientras tú paseas una sonrisa de oreja a oreja típica de los momentos de asueto. Lo más sorprendente fue ver cómo se comportan los japoneses. Parecen programados. Andan deprisa, ordenadamente, rápido muy rápido. No hay el ruido típico de otras ciudades, los coches no tocan la bocina cada tres segundos, la gente no grita por la calle. Como Madrid, pero al revés.

A plena luz del día se hace aun más palpable la limpieza de la ciudad. No hay papeles, lo curioso es que apenas hay papeleras tampoco. En el suelo hay una especie de baldosines amarillos con unos puntos que sobresalen. Al llegar a los cruces los puntos son sustituidos por unas líneas. Estos baldosines también se encuentran dentro del metro. Haciendo gala de mi ignorancia, yo me preguntaba para qué habrían puesto aquellos relieves que tanto me molestaban al arrastrar las maletas. Más adelante nos dimos cuenta de que esos baldosines servían de guía para los invidentes, que al pasar sus bastones por el suelo podían saber cuando había un cruce o un semáforo.


Las mujeres, sobre todo en Osaka, visten muy elegantes. Todas con grandes tacones. Me sorprendió el hecho de que los zapatos en las tiendas están organizados por los centímetros de los tacones más que por el número de pie. Otra cosa que me llamó muchísimo la atención es que la gran mayoría de las mujeres son patizambas. Y esto no es broma.
Desayunamos dentro del la estación del metro mientras buscábamos la entrada al JR ( Japanese Railway). En Manila habiamos comprado unos pases que nos permitía movernos por toda la línea JR (que viene a ser como la de cercanías en España) durante toda la semana. Los pases en cuestión no son nada baratos, unos 200 $ por persona, pero salen muy a cuenta si te vas a mover mucho de ciudad en ciudad. Como curiosidad mencionar que con ese pase puedes montar en todos los trenes menos en el llamado tren bala, el famoso tren de corte futurista con el “morro” alargado. Claro, que eso nosotros no lo sabíamos al principio. Así que cuando tuvimos que ir de Osaka a Tokio decidimos montarnos en el tren bala que era más chulo. Y puestos a colarnos nos sentamos en primera. Con un par. Nada más sentarnos se nos acercó una amable azafata para ofrecernos unas toallitas húmedas preludio de que nos iban a dar una opípara cena. La cosa pintaba pero que muy bien. A los pocos minutos llegó la misma amable señorita y nos pidió los billetes. Entonces Marisa con una sonrisa dibujada en el rostro le enseña nuestros flamantes pases de JR. En ese momento a la mujer se le desfigura la cara, empieza a cruzar sus brazos formando un aspa. Yo la hablo en inglés pero ella solo habla japonés. Al ver que no la entiendo, decide acercarme más los brazos a la cara hasta el punto de casi meterme un puño en la boca, como si el problema fuera que no viera bien los brazos. La escena recordaba a cuando en las películas de terror acercan un crucifijo a la cara del vampiro. Como ve que ni por esas, decide ir a galope tendido en busca de su jefe, un hombre mayor, bajito y con cara de pocos amigos. En un inglés pésimo nos dice que no podemos montar en ese tren, que nos vayamos a clase turista y que en la siguiente estación nos bajemos. A Dios gracias que nos hicieron saltar con el tren en marcha. Y ahí acabo nuestro viaje como polizones en el tren bala.
Volviendo al tema principal…. Llegamos a Nara y lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo. Allí sorprendentemente nos ofrecieron, de forma gratuita, una guía que nos acompañaría a nosotros dos solos por los templos de Nara…… CONTINUARÁ

Mario Jimenez





miércoles, 11 de noviembre de 2009

Preparando la venida de Diego


Los meses han ido pasando y la fecha en la que esperamos que venga Diego está cada vez mas cerca. Ha sido un embarazo complicado por varias razones. Estamos muy lejos de casa y por tanto de todas las personas que nos gustaría tener a nuestro lado. Diego nos ha dado un par de sustos y hemos tenido que pasar más tiempo del deseado comprobando el grado de desarrollo de la medicina Filipina. Gracias a Dios, hemos encontrado algo de arropo dentro de la asociación de Expatriados que hay dentro de nuestra villa. En concreto Marisa pertenece a la de Mujeres Americanas, aunque la verdad es que hay gente de todas las nacionalidades. Allí hemos encontrado algunos amigos que siempre están dispuestos a ayudar.
Ahora Marisa, “supuestamente”, está haciendo reposo. La última ecografía, esta vez en 4D, muestra que todo va bien. El niño pesa unos 1200 gramos y debería llegar hasta los 3 Kg en las semanas que quedan. En teoría saldríamos de cuentas para mediados de Enero. Pero Diego ya ha dado amagos de querer venir antes en varias ocasiones. Parece estar deseoso de empezar a entrenar Karate.
Y como las hojas en el calendario van cayendo, es hora de comenzar con todos los preparativos. Ya hemos comprado mucha ropita y nos consta que desde España la familia también está haciendo buen acopio (aunque no nos quieren decir nada). Tenemos encargado el carrito, que finalmente será el “Bugaboo Cameleon”. La cuna, regalo de la madre de Marisa, esperamos tenerla en casa para principios de diciembre.
Marisa ya ha comenzado con el síndrome del nido, y su primera decisión fue pintar la futura habitación de Diego. La habitación era blanca, y un buen día Marisa me llama y me dice “voy a pintar la habitación en color huevo de avestruz”. Como suena. Yo le respondí que los huevos normalmente son blancos y que blanco era el color actual de la habitación.” Qué sabrás tú de esto” me inquirió ella. Y es verdad, sé menos de decoración que de poesía medieval otomana. Pero el caso es que yo sigo viendo la habitación igual que antes. Dicen que los esquimales distinguen más de 30 tonalidades de blanco y utilizan más de 40 palabras para definir el color de marras. Estoy seguro que una de esas palabras sirve para referirse al color “huevo de avestruz”. A riesgo de ser pesado, la mayoría de los huevos son blancos ¿no? Eso sí, hay un olor tal a pintura que si pasas más de tres minutos en la planta de arriba (donde dormimos) comienzas a ver duendes y dragones de colores. Pero Marisa está contenta, así que todos contentos. Yo el primero.
Lo que todavía no he contado es que la futura habitación de Diego es la actual habitación de la Play Station. Además de la consola y la TV de plasma guardo allí todos los comics y libros que me traje de España. Y ¿dónde van a ir a parar todas mis cosas? Al pasillo de la planta de arriba. Dice Marisa que el pasillo es muy grande y está desaprovechado. Y no le falta razón. Pero teniendo tres habitaciones más, despacho, salita y salón, que me destierren al pasillo……..Además, lo está haciendo con nocturnidad y alevosía. El otro día fui a echar mano de uno de mis libros y ya los había cambiado al armario del mencionado pasillo, donde se guardan las sabanas y las maletas. Lo extraño es que el resto de armarios están prácticamente vacios……
El caso es que, si Dios quiere, en dos meses ya podremos ver a Diego y yo me muero de ganas. Eso sí, si dentro de unos años pretende que la Play Station vuelva a su habitación va listo……
Mario Jimenez.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Viaje a Japón. Llegada a Osaka



Hoy mismo le decía a Marisa la suerte que tenemos por poder haber podido viajar y visitar tantos países y lugares maravillosos. Viajar es una inversión en felicidad y los intereses de esta inversión nos duraran toda la vida en forma de recuerdos.
Antes de venirnos a vivir a Filipinas, ya habíamos estado en Asia en una ocasión para celebrar nuestra luna de miel. Entonces tuvimos la fortuna de ir a dar con nuestros huesos a Sri Lanka primero y Maldivas después. Uno de los motivos por los que decidimos venir a vivir a Filipinas era poder conocer mejor Asia. Asia siempre me atrajo. Visitar este continente supone adentrarse en unas civilizaciones milenarias, dejarse envolver por una formar de entender la vida completamente distinta a la de nuestra realidad occidental. No voy a negar todos los problemas y peligros que podemos encontrar por la geografía asiática. Todos los días los telediarios hablan de guerras, miseria, tifones y terremotos. Pero es indudable que en estas tierras todavía se puede encontrar algo místico, espiritual, algo que atrae y seduce. Algo que no he encontrado en ningún otro lugar del mundo.
Varios eran los lugares que estábamos contemplando como primer destino: Vietnam, Laos, Malasia, Tailandia pero finalmente Marisa consintió en que visitáramos uno de los países que siempre soñé visitar, Japón. Con mucha seguridad sería nuestro último viaje antes de la llegada de Diego, nuestro primer hijo. Después seguro que los viajes toman otro matiz.
Como siempre Marisa organizó el viaje, buscó y rebuscó por internet para encontrar las mejores ofertas en aviones y hoteles. Finalmente sería "Philippines Airlines" la que nos llevaría al país de sol naciente. Durante el vuelo tuvimos la “suerte” de compartir asiento con una mujer filipina y su hijo griposo que, en una muestra de generosidad desmedida, no dudó en compartir todos sus pequeños virus tosiendo, estornudando y esputando directamente en nuestras caras. Mientras tanto su madre nos miraba y sonreía. Será otra de esas costumbres que todavía no entendemos. El resultado fue que estuvimos medio enfermos durante gran parte del viaje.
Llegamos al centro de Osaka a eso de las 8 de la tarde hora de Japón. De allí teníamos que llegar al centro de la ciudad donde se encontraba nuestro hotel. Después de descartar los taxis como medio de trasporte, pues son ridículamente caros (hemos tenido que llegar a pagar 50€ por recorridos de no más de 10 minutos), nos quedaba la difícil misión de entender la red de trasporte ferroviario en un país en el que te llegas a sentir analfabeto al no ser capaz de leer uno solo de los carteles que decoran las ciudades. Casi nadie habla inglés, lo cual dificulta aún más las idas y venidas por el país nipón. Sin embargo, nunca he visto una gente tan dispuesta a ayudar. Solo con abrir un mapa conseguiremos que varios japoneses se nos acerquen para intentar socorrernos.
Cuando por fin llegamos a la que creíamos nuestra estación cerca del Hotel, nos dimos cuenta de que estábamos perdidos. Entonces una mujer se nos acercó con su perro hablando en japonés ( ella, no el perro que a pesar de ser tremendamente disciplinado no llegaba a tanto) y pareciendo no darse cuenta de que no entendíamos una sola palabra. Como pudimos le señalamos la dirección del hotel y la amable señora, con su pequeño perro, no dudó en hacer gestos para que la siguiéramos. Nos acompaño durante más de 15 minutos en dirección contraria a la que ell iba, hasta dejarnos en la puerta del hotel. No paro de hablar durante todo el camino, Marisa decia a todo que sí a pesar de no entender una sola palabra, aunque eso basicamente también me lo hace a mi. Al llegar se inclinó en forma de despedida y se marchó (la señora, no Marisa que se quedo el resto del viaje).
Por fin llegamos al hotel, la habitación muy correcta. Hay que destacar la presencia de uno de esos famosos inodoros japoneses en los que la función del papel higiénico es llevada a cabo por chorrito de agua caliente que puede ser regulado en intensidad e incluso forma.
Osaka sería nuestro centro de operaciones los primeros días en Japón. Desde allí visitaríamos ciudades como Nara o Kyoto. Osaka se me antojó una ciudad más “elegante” que el propio Tokio. Sus gentes nos parecieron más amables y serviciales aun si cabe que en la Capital. Fue en Osaka donde fuimos a un curioso restaurante de Sushi. Nada más entrar te encuentras con un lugar abarrotado de gente, donde unos camareros ataviados con ropas típicas japonesas no paran de gritar, vaya usted a saber que, mientras preparan Sushi a una velocidad de vértigo. No hace falta decir que como cubiertos teniamos los tipicos palillos japoneses. Marisa no dudó en deleitarme con su técnica de las "banderillas" mientras que usaba los famosos cubiertos nipones. Desde luego ha sido el mejor sushi que he probado en mi vida.
De vuelta al hotel nos fuimos a descansar para estar listos para nuestra siguiente visita. Nara.

Mario Jiménez

domingo, 11 de octubre de 2009

A vueltas con el Karate.


Antes de venirme a Filipinas me propuse buscar algunos alicientes que hiciera la estancia más llevadera. Lo primero que se me vino a la cabeza es volver a practicar Karate. Ya lo había hecho en mis años más jóvenes, y con el firme propósito de ir acabando todo lo que he empezado a lo largo de mi vida, decidí que eso de intentar conseguir el cinturón negro en un país asiático ( aún sin ser Japón) podría ser muy interesante.
Después de una pequeña prueba, y aunque era obvio que había olivado gran parte de lo aprendido, mi Sensei ( Maestro, o literalmente el que ha nacido antes) decidió que siguiera desde cinturón Verde (6 Kyu). Realmente el cinturón no sirve de nada, pues lo que de verdad cuenta es tu progresión y eso va dentro de la persona. El comienzo fue duro, mi cuerpo no obedecía a mi mente y el camino que quedaba y queda se me antoja muy largo.
Creo que Marisa nunca ha llegado a comprender por qué me gusta tanto el Karate. Para mi desgracia ella lo sigue viendo como una actividad en que los niños dan patadas y puñetazos vestidos con una especie de disfraz blanco. Para mi es algo bien distinto. Me complementa, me ayuda a crecer y ser mejor persona. El dojo Kun que repetimos de memoria al acabar cada entrenamiento no son unas frases huecas y sin sentido. Es una forma de mirar a la vida. Fomenta la humildad por encima de todo, el respeto y la disciplina. Mejora la confianza en uno mismo ayudando a conocerte mejor. Como afrontas un combate, los miedos que tienes durante la pelea y como los superas es un reflejo de cómo enfocas las otras facetas de tu vida.


Desde que empecé, largas jornadas de entrenamientos, agujetas, muchos momentos de frustración, algunos golpes que dolieron más en el corazón que en el cuerpo y mucha ilusión.
Durante este año me ha dado tiempo a aprobar un par de exámenes y empezar a prepararme para el cinturón marrón (3 kyu). Incluso he ido a mi primera competición de la que ya hablaré más adelante. Solo adelantaré que aunque el resultado no fue el que hubiera deseado me dejó una enorme satisfacción. Satisfacción por ser capaz de ponerme delante de toda esa gente, sintiendo que todas las miradas se fijaban mas en mi al ser el único extranjero e intentar hacerlo lo mejor que sabía. Satisfacción por darme cuenta que, aunque sigue sin gustarme perder, la derrota no es una tragedia si no una posibilidad. La derrota nos da la oportunidad de volvernos a levantar. Y ahí estriba la verdadera fuerza.
Oss!

Mario Jimenez

¿Sentirán nostalgia las ninfas del cielo en los días de niebla?


El pasado es al único lugar al que nos está prohibido volver, un lejano país al que solo con las postales del recuerdo podemos rememorar. Decía Quevedo que cuando aseguramos que todo tiempo pasado fue mejor, condenamos el futuro sin conocerlo. Seguro que mi viejo amigo tiene razón. Aun así, no consigo acallar la nostalgia .Aún así, los ecos de lo vivido me vidrian la mirada. Qué fue de aquel niño que perseguía los copos de nieve en la mañanas de invierno?
Diez meses lejos de lo que considero hogar dejan muchos momentos para el recuerdo. Todo ha cambiado tanto en los últimos años que es inevitable mirar las huellas en el camino andado. Será el haber rebasado mi trigésimo cuarto cumpleaños, o el hecho de dejar de ser hijo para ser padre. Será por eso, seguro, será por eso. El caso es que veo necesario examinar de dónde vienes, como has llegado hasta dónde estás para realmente conocerte a ti mismo. Quizás este sea el viaje más importante que estoy realizando.
El hombre es el único animal que tiene consciencia de sí mismo. Que entiende los conceptos de pasado y futuro y por tanto puede extrapolarlos comparando lo que fue con lo que es y lo que espera que va a ser.
Un dicho, mil veces repetido, asegura que cada uno es él y sus circunstancias. Por lo tanto, no es de locos pensar que hay multiples “yos” según el momento que nos toca vivir, aunque con una esencia común. Pero, ¿ realmente nos toca o es algo que buscamos? ¿Algo que vamos eligiendo en función de nuestras decisiones?. Es como un camino en la montaña. Cada vez que llegamos a una bifurcación debemos elegir A o B. Cada uno de esos caminos nos llevará a otra bifurcación donde nuevamente deberemos elegir. El problema es que nunca, o casi nunca, hay posibilidad de desandar lo caminado para tomar la otra opción. Por lo tanto, basta con equivocarse una vez en una de estas decisiones para llegar a un destino final completamente erróneo. Pero puesto que hemos dicho que no hay un solo “yo” si no múltiples en función de las circunstancias, las decisiones tomadas en un momento pasado de la vida pueden no ser las mejores o incluso las más inconvenientes en un futuro en el que todo ha cambiado.
Pero ¿qué es equivocarse? Intuyo que rara vez realmente sabemos si nos hemos equivocado o acertado en nuestras decisiones salvo en casos extremos y obvios. Aunque la obviedad también es subjetiva. Sin embargo, casi siempre creemos saber si nos hemos equivocado o por el contrario tomamos la bifurcación idónea.
Ciertamente no podemos comparar lo que nos ha sucedido con lo que nos hubiera sucedido. Pues lo que podría haber sido entra dentro del mundo de los sueños. Cuando era muy pequeño, unos seis o siete años, procuraba no recrearme soñando en aquellas cosas que quería me sucedieran. El razonamiento, aunque quizás sea infantil, me ha venido nuevamente a la memoria. Siempre soñamos lo mejor, la más increíble de las realidades posibles. Claro, para eso es nuestro sueño. Pero, puesto que no somos adivinos, difícilmente lo que ocurra, por bueno que sea, será exactamente igual a lo que hemos imaginado. Y puesto que hemos soñado con la mejor de las posibilidades, ocurra lo que ocurra, siempre nos defraudará en mayor o menor medida. Yo pensaba que soñar demasiado era como “quitarle” opciones al destino para sorprendernos.
Supongo que era una forma de protegerme. Creo que no lo conseguí, pues si hay algo que me defina es el de ser “el eterno insatisfecho”. Esto me ha aportado ventajas, me ha ayudado a conseguir muchos de mis objetivos. En contraposición, raramente he encontrado un momento de paz verdadero.
Por otro lado, cada comparación que hacemos con lo que pasó o lo que pudo haber pasado lo hacemos en función de nuestros recuerdos y experiencias. Pero la memoria es traicionera. Decía Harold Pinter que el pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar. Basado en esto, parece que la memoria no es una justa balanza.
Ya lo sé, nada perdura excepto el cambio. Nunca te bañaras dos veces en el mismo río. Aún así, sigue preocupándome el hecho de que como decisiones pasadas tomadas por uno de nuestros “múltiples yos” afecta a nuestro futuro. O como decisiones que tome ahora, movido por las circunstancias que me rodean, afectaran y marcaran no solo mi futuro, si no de los que están a mi lado. En especial de mi hijo.
Como ya he dicho, la memoria se me antoja como una arma de doble filo para corroborar si nuestras decisiones fueron acertadas o no. Pero entonces ¿con qué herramienta contamos para acreditar nuestras propias experiencias? El propio Descartes, en su Discurso del Método, se planteaba dudar de todo, o mejor dicho, prescindir de todo. Sin embargo, necesitaba un punto de apoyo donde validar su Método. Encontró en el sentido común ese apoyo. Descartes decía que puesto que todo el mundo creía tener Sentido común este debía ser un bien prolifero que, en mayor o menor, medida se encontraba en todos los individuos. Sinceramente, siempre creí esta parte la más discutible. No obstante, sí que creo que todo ser humano cuenta con la capacidad para discernir lo que está bien de lo que está mal y de ahí puede concluir lo que conviene o lo que no. Quizás era esto a lo que Descartes ser refería.
A pesar de esto, no son pocas la veces en las que llegado a una bifurcación del camino tomamos un sendero aunque todo indique que es el equivocado. Es aquí cuando falla el sentido común. Vivimos en un mundo hedonista donde prima el beneficio rápido. Confundimos la felicidad con la diversión y a esta última con el placer inmediato, sea del tipo que sea. Por lo tanto, tenderemos a elegir aquellas decisiones que nos den esa sensación pasajera de felicidad condicionada, eso sí, por las circunstancias del momento que, desde luego van a cambiar en un futuro cercano. Una vez pasado ese fugaz momento, la falsa sensación de felicidad desparece. Es entonces cuando nos damos cuenta del erróneo de nuestra decisión. Como decía antes, rara vez se puede desandar el camino. Pero además no suele haber propósito de enmienda, encontramos en esa “traicionera memoria” de la que antes hablaba la compañera ideal para buscar escusas y explicaciones a nuestra forma de actuar.


Mario Jimenez

martes, 22 de septiembre de 2009

Cuando nos instalamos...


Los primeros días en Manila fueron... RAROS. Todo nos sorprendía, todo nos asustaba, la ciudad en si era una copia lo mas exacta posible (salvando las distancias) a una ciudad de los EEUU, colocada en el tercer mundo. Pero con mas "seguridad". Bueno, aquí entre nos, seguridad "de Chichinabo". Cuando entras a un centro comercial o a un edificio te miran el bolso por si llevas explosivos... CON UN PALO DE MADERA, la mayoría de las veces. Que digo yo que qué madera debe ser esa. También te abren el maletero y te miran debajo del coche, y cuando los ves, poco más del metro cincuenta, con uniforme impoluto y agarrando de cualquier manera una metralleta que él no podría pagar con su sueldo de toda una vida... piensas... verás tu éste... como acabamos teniendo un disgusto...ya verás como se tropiece...claro, en cuanto hay problemas de robos o asaltos siempre hay "daños colaterales" en forma de civil que pasaba por allí...
En los supermercados no te falta el aceite de oliva, las aceitunas, Ibarra, Carbonell, la Española... a veces queso García Vaquero o unas lonchitas de chorizo, con su pegatina de la bandera y el torito. Lo que llama la atención esque como aquí "puto" significa "dulce" y "mamon" algo similar... pues a veces la hora de la compra da para unas risas. Todavía guardo en la nevera (cómo estará) un "Puto Queso Real"que compramos al llegar.
Lo que no encuentras es una puñetera fanta de limón. Y basta que no la haya como para que te apetezca... lo que tienen es una fanta de "calamarsi", que es una especie de lima enana con sabor a limón. Y eso hace el apaño.
De la comida de aquí... pues mira, con eso del embarazo he intentado evitarla. Mario también, pero no se yo que excusa tiene...

viernes, 24 de julio de 2009

Un mundo, multiples realidades




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Los seres humanos tendemos a extrapolar, lo que conocemos, creemos conocer, pesamos e imaginamos dando por hecho que es universal y por tanto valido a todas las partes del mundo. Basta viajar con la mente más abierta que los propios ojos para darse cuenta que solemos mirar el mundo por una estrecha cerradura.
Pero hay que viajar de verdad, olvidarse de circuitos con guías donde nos enclaustramos en los hoteles de lujo y nos preocupamos más en comprar recuerdos que en mirar a nuestro alrededor. Hay que perder el miedo a perderse. Bueno el miedo no, el miedo es sabio compañero de viaje. Sin el miedo el hombre no habría llegado hasta aquí, se lo habría comido el primer “león” en la selva. Entonces, al menos busquemos la osadía para perdernos. De lo oscuro a lo más oscuro decía en su blog el propio Sánchez Dragó.
Venir a vivir a Filipinas es ante todo una experiencia vital. Una oportunidad de ver cuán equivocados podían ser nuestros planteamientos e hipótesis iníciales. Sin lugar a dudas Filipinas en un país que muestra una realidad muy dura. Han intentado enmascararlo construyendo altos rascacielos dignos del propio Manhattan o los centros comerciales y hoteles más lujosos que se pueden imaginar desde nuestra realidad occidental. Solo hay que darse una vuelta por hoteles como Makati Shangri-La o Península (donde se puede ver los agujeros de balas dejados por los militares en el intento de golpe de estado) para comprender que los conceptos de lujo y servicio son orientales. Sin embargo, a poco que salgas de Makati, centro financiero de la ciudad, te encuentras con otra realidad de un mismo mundo. Casas a duras penas reconstruidas a las orillas de los ríos, padres que miran al cielo esperando que la temporada de lluvias no traiga más desgracias que las que ya asumen como normales, niños que corretean semidesnudos de un lado a otro de la calle siempre riendo, a pesar de todo. Bueno siempre no.
Como cada día en mi camino al trabajo, hoy he pasado por un estrecho puente que se encuentra en mitad del camino. Es tan estrecho que no caben dos coches. La mayoría de las veces hay que pararse un rato para dejar pasar a los otros vehículos , incluidos unos carros tirados por una especia de bueyes blancos enormes, que vienen en dirección contraria. El paisaje que rodea el puente es de lo más gratificante de las innumerables horas que paso atrapado en los interminables atascos. Selva frondosa a un lado del puente, al otro los cultivos de maíz con varios espantapájaros velando taciturnos . Si seguimos el rio hasta casi donde se pierde la vista podemos descubrir una catarata cuya leve melodía se funde con el parpar de unos patos que se venden por cientos en una granja cercana. Pero este paisaje es siempre eclipsado por dos niñas que esperan pacientemente a ambos lados del puente. La mayor tendrá unos 8 o 10 años. La pequeña no creo que supere los 5. Siempre las encuentro allí, llueva, truene o haga un calor asfixiante. La mayor siempre muestra una mirada perdida. La pequeña, a pocos metros, juega a hacer las veces de policía de tráfico.
Hoy la niña mayor no tenía la mirada perdida, la tenia acristalada, vidriosa y desconsolada. Lloraba, mientras la pequeña la contemplaba. Hoy no era día para juegos. Por primera vez miré con más detalle y me di cuenta que la mayor sostenía una vaso de cartón. No estaban allí jugando o haciendo tiempo para ir al colegio, no esperaban a nada ni a nadie. Estaban, simplemente, pidiendo algo de dinero. En medio de la selva, en un puente perdido de camino a Cavite, donde los coches paran solo unos segundos y casi nadie mira, dos niñas vestidas de un blanco impoluto viven una realidad que, por solo el hecho de haber nacido en una parte del mundo, les ha negado hasta el derecho a ser niñas.
Mario Jimenez