Hace mucho, mucho que no escribo.¿Razones? no lo sé, porque mira que pasar cosas, pues pasan.
Hoy quiero escribir sobre los tifones, algo de lo que antes de venir sabía bien poquito, porque tifones, lo que se dice tifones, por mi tierra no hay. De momento.
El primer tifón que vivimos aquí y del que ni recuerdo el nombre no fue gran cosa, algo de viento, mucha lluvia...vamos, eso que llamaríamos en Villanueva "una tormenta de coj...", de esas que inundan la calle San Francisco y el paso a nivel. Y yo pensaba; "bueno pues mira, no es tan mala la cosa, qué exagerados..." porque cuando en España llueve con esa intensidad caen granizos como puños, pero claro, aquí a 30 grados... si cae una granizada la esperamos con el casco de la bici puesto y la boca abierta. Pero vamos, nada de nada.
Claro que nos avisaron de que ese sería de poca intensidad y ESA vez acertaron.
El siguiente pasé mucho miedo. El tifón en si no fue mucho pero la gente... ¿alguien recuerda la película "Pirañas"? pues eso.
Recuerdo que avisaron de que iba a ser muy fuerte, máxima categoría, que todo el mundo debía proveerse de velas, agua, pilas, linternas y comida. Nosotros como siempre, a nuestro aire. Y dos días antes de la supuesta llegada del tifón le dije a Mario que yo mejor me acercaba al supermercado, por si acaso. Él tenía kárate y yo ya paseaba barrigón, así que me dijo que me esperase al dia siguiente, que él me acompañaba. Pero me fui sola esa tarde, siempre he sido muy peliculera y alarmista para algunas cosas, qué se le va a hacer...
Al llegar al supermercado viví una de esas escenas que se te quedan en la mente para siempre.
No había carros (estamos hablando de un supermercado grande como un campo de fútbol) pero algún reponedor se apiadó de mi pinta de huevo Kinder y me buscó uno. Tuve suerte de coger la última garrafa de agua. Y dos velas. Tenía la sensación de estar en el rodaje de una de esas películas americanas en las que se acaba el mundo y la gente arrasa el supermercado como termitas...no sé, no puedo describirlo con palabras, la gente cojía las cajas enteras de latas sin importar lo que había dentro (sardinillas picantes, conseguí yo)y la cola de la cajas era inmensa, ni barriga ni leches, mas de una hora estuve allí de pié para pagar. Me temblaba el cuerpo y me costaba aguantarme las lágrimas cuando llegué, por mucho que quisiera contarle a Mario la escena había que estar allí, con cientos de personas arrasando con todo...
Al dia siguente llegó el tifón, antes de lo esperado (sic) Murió mucha gente que vivía en chabolas (algunas están sostenidas con troncos de madera sobre el mismo río, porque al no ocupar tierra no pagan impuestos) y las estructuras se dañaron, sin luz, ni agua, ni teléfono por un dia o dos. Pero no hubo que comerse las sardinillas.
Luego vino el tristemente famoso Ondoy, el 29 de septiembre, que dejó 747 víctimas. Recuerdo estar hablando con mi madre por el Skype y ponerle la cámara para que viese la lluvia tan fuerte, y recuerdo el comentario, "mira mamá que lluvia, a pocos kilómetros de aquí seguro que está muriendo gente" y si, por desgracia aquí mismo a las afueras de la villa perdieron la vida varios niños.
Estaba ya de 6 meses, por lo que no me dejaron ir con el voluntariado (las aguas que se quedaron estancadas provocaron muchísimas enfermedades, dias después) pero compramos ariculos básicos como arroz, azúcar, agua, aceite... para que nuestros amigos lo repartiesen en los barangays. repartimos hasta mis lápìces de colores y libretas (en muchos colegios el agua llegó al techo, por lo que todo el material se echó a perder)y poco mas pudimos hacer...
Èl siguiente fuerte fué la noche de Halloween (qué oportuno) y ya lo he contado en otro post, y todos los que le siguieron fueron de poca intensidad, y además siempre nos pillaban en casa, en fin de semana, muy conveniente todo.
Hasta el del 14 de julio de este año.Conson, se llamaba.
Yo venía de trabajar de Makati,a las 2 de la mañana casi, en un taxi. Lluvia intensa y viento, nada fuera de lo normal en la temporada húmeda. Venía por la autovía y todo parecía razonablemente en orden.
Al pasar la entrada de la villa... el caos. El conductor del taxi empezó a ponerse de todos los colores, mientras ramas y objetos varios golpeaban al coche al intentar avanzar.
Era imposible ver las calles, sólo se intuían bajo el manto de hojas, ramas, cubos de basura... y cables de la luz.
A oscuras, sólo con la luz de los faros del coche y los relámpagos, sin saldo en el teléfono y con un señor que estaba poniendo una cara muy rara dentro del coche a las dos y media de la mañana mientras ramas y objetos varios volaban alrededor. Me he visto en mejores.
Conseguimos llegar a la avenida principal, donde caben mas de 10 coches uno al lado de otro y bordeada de árboles gigantescos. Vaya suerte la mia. Como a cámara lenta (claro que como mucho íbamos a 20 por hora) vemos caer a varios metros por delante nuestra una mole gigante en forma de árbol, de lado a lado de la avenida y levantando acerado y destrozando todo lo que pilló.
Unos 5 segundos, 10 como mucho nos habían salvado de aparecer en las noticias. El señor taxista pegó un frenazo (lógico) pero una de las ramas del árbol nos alcanzó por detrás. Un bollo en el maletero para él y un dolor de cuello en condiciones para mi, todo muy repartido y solidario.
En éstas que me dice, "mam, que yo hasta aquí he llegado, que además para adelante no podemos ir, que me doy la vuelta a la ciudad".
Y yo pensando (mientras por lo bajini le insultaba en español) para ver que hacíamos mis taconcitos y yo a falta de un par de kilómetros para la meta y en medio del vendaval. lo único que se me ocurrió fue decirle "o me lleva de vuelta a la garita de seguridad o no le pago" amooooooooooos valiente, en medio soplido me hubiese quitado el monedero, por chulita.
Pero el taxista por lo bajini me insultó en tagalo y me llevó con los de seguridad a la garita.
Allí me ves, a las 3 de la mañana, en una estructura con una silla de plástico que me dejaron los señores guardas y una crisis de ansiedad que me dejaron a medias el tifón y el taxista. Ah, y un teléfono con saldo desde donde podía llamar... a nadie. El teléfono de casa no funcionaba y el de Mario apagado. Al final conseguí contactar llamando al de una de las maids, que me pasó con Mario y me dijo que ellos estaban bien, que venía a por mi... valiente intrépido, con el Nissan-como-se-llame alias "lo cutre" quería meterse por mitad del tifón para salvar a su damisela en apuros, misión imposible ya que estaban cayendo árboles como borrachos en Santiaguito, uno detrás de otro.
Así que allí me quedé, hasta que pasó "lo gordo" (no sabíamos que era un tiempo muerto que nos había regalado la providencia para organizarnos) y los de seguridad se ofrecieron a acercarme a casa en un 4x4 y armados con motosierras. Tentada estuve, con mi camisita de seda, mis pantalones de pinzas y mis taconcitos de agarrar una, pero no me dejaron (¿porqueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????)
Y al llegar a casa... empezó la fiesta gorda. Diego y Mario durmiendo como benditos, y yo revisando cada ventana de la casa (vibraban y a cada segundo parecía que iban a estallar, era horrible) y viendo caer los árboles de los vecinos... vaya noche.
A la mañana siguiente por supuesto seguíamos sin luz, y como era imposible llegar a nuestros respectivos trabajos y no había quien se quedase en casa intentamos llegar al centro comercial.
¡Sorpresa! todo el mundo había tenido la misma idea, porque como algunos negocios tienen generadores, pues hay aire acondicionado. Increíble.
Unas 20 personas fallecidas, unas 60 desaparecidas, decenas de heridos, millones y millones en daños materiales... y gran parte de los 40 millones de personas que andabamos sin luz nos íbamos de compras con tal de respirar un poco de aire.
Desde entonces ha habido varios, pero como hemos estado un mes en España nos hemos "perdido"alguno.
Y mientras escribía esta entrada me ha dado por mirar la pagina oficial, Thyphoon2000.com , que me anuncia que hay una tormenta tropical acercándose a la zona e intensificándose, nombre local Malaka, ¿será el próximo ciclón?
Esta vez tengo velas. Y agua.
Y las sardinillas picantes aún no han caducado...
Hola Mario y Marisa, qué tal?
ResponderEliminarMi nombre es Luis Calero y soy reportero del programa de televisión española "Españoles en el mundo". Supongo que os sorprenderá un poco que os escriba pero es que vamos a viajar (del 11 al 17 de Octubre) a Manila y estoy buscando a españoles que vivan allí.
He visto vuestro blog y me ha encantado y no lo he dudado... quería preguntaros si estaréis esas fechas por allí y si podríamos encontrarnos con vosotros? Veo que habéis vivido muchas cosas allí y que tenéis el espíritu ideal para el programa... creo que sería divertido y entretenido... así que si os animais a compartir vuestra experiencia filipina con nosotros, os dejo mi mail (caleroll@hotmail.com) y mi teléfono (0034) 636.955.827
El programa lo podéis ver aquí: www.espanolesenelmundo.net Espero que os guste ;)
Muchas gracias por adelantado!!!
Un saludo desde España,
Luis.