El rincón de Diego

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sábado, 26 de diciembre de 2009

Unas Navidades muy lejanas



Mucha gente me está preguntando cómo es eso de pasar unas Navidades en Filipinas. La respuesta es siempre la misma: raras muy raras. Primero porque son las primeras Navidades lejos de nuestras familias, huelgan más comentarios.
Luego está el clima, con un sol de justicia que caldea el ambiente a más de 35 grados, es difícil hacerse a la idea de que es Navidad. Peor lo debe pasar Papa Noel, que sigue vistiendo con las mismas ropas que le protegen de los fríos polares. El resto de los mortales filipinos y allegados lo pasan en bermudas y camiseta de tirantes.
Nos quejamos de que la Navidad en España comienza cada vez más temprano. Pues bien, en Filipinas ya se escuchan villancicos en septiembre. Lo más curioso es la noche de difuntos, es decir, lo que los americanos y sus imitadores llaman Halloween. Es entonces cuando se puede ver una mezcla de ritos  paganos y religiosos. No es raro encontrar Belenes separados por pocos metros de calabazas y fantasmas. Si en Halloween es típico pedir caramelos, en Navidad se pone en práctica el deporte nacional filipino: pedir dinero. Policías, repartidores de todo tipo, barrenderos, vendedores y cualquier otra persona que pase cerca de nuestra puerta, no tendrán el mas mínimo problemas en tocar el timbre para dejar un sobre blanco donde se espera que les des el aguinaldo. Es época de entrañables situaciones navideña: el técnico, al que llevas esperando 3 semanas, por fin aparece sonriente en el umbral de tu puerta, no para arreglar la antena del televisor sino para pedirte que rellenes el sobrecito blanco con tu generosidad y amor. Lo de arreglar el televisor pasa a su lista de buenas intenciones para el año nuevo.
Hay autenticas competiciones por ver quién pone más luces adornando las casas. Algunos lo hacen con bastante estilo. Otros, bueno, sus casas acaban pareciéndose a aquellos bares de carretera donde, como dice mi hermana (ella siempre fue mucho más que mi cuñada), siempre es Navidad.
¿Y nosotros?. Pues unas Navidades muy tranquilas. En Noche Buena nos fuimos a cenar a un hotel. Al día siguiente fuimos a comer con unos amigos a su club de campo…….ya sé que suena pijo, pero es que realmente el sitio lo es. Las distintas realidades de las que ya he hablado.
En fin, todo raro raro.
Mario Jimenez

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